Tiempo muerto del Barça
El equipo programa esta semana para repararse física y mentalmente
La temporada acaba de franquear el ecuador y el Barcelona se interna con algunas dudas en la fase decisiva, en la que una mala noche puede dar al traste con una competición. El partido de San Mamés languideció sin que el equipo blaugrana expresara capacidad de superación y dejó al descubierto algunas de las claves de su mal momento. La fatiga física y mental producto de un calendario atroz, las lesiones, el estado de forma de determinadas individualidades o las dudas tácticas... Una conjunción de factores interactúa y el Barça ha saldado las últimas tres funciones con empates. La plantilla necesita un tratamiento de reanimación.
El tramo llano que precede a un maratón de cinco partidos en 15 días –que concluirá con dos actuaciones en el Bernabeu, de Copa y Liga, en cuatro días– llega en el instante preciso para tomar oxígeno, recapacitar y repasar conceptos. Valverde ha concedido dos días y medio de descanso a sus jugadores, que no se entrenarán hasta mañana por la tarde y seguirán un programa de recuperación y recarga física.
El caso de Gerard Piqué es significativo. El central es el único jugador de campo que ha disputado todos los minutos (2.070) en las 23 jornadas de competición, circunstancia inédita en los últimos 30 años en el Barcelona. La sobreexposición no ha afectado al rendimiento del defensa, que decidió dejar la selección española después del Mundial de Rusia, pero en otros casos sí ha tenido incidencia. “Ahora tenemos una semana tranquila y estaremos a tope en los próximos partidos”, dijo Rakitic tras el partido de San Mamés, en alusión implícita a la carga física. Desde la final de Mundial, el croata ha jugado 2.926 minutos con el Barça y con su selección, el equivalente a más de 32 partidos. La crisis que ha evidenciado en sus últimas apariciones tiene su traducción en los marcadores y el nebuloso juego del equipo.
Si Piqué lo ha jugado todo –incluidos 5 partidos de Champions y 3 de Copa enteros– es debido en buena parte a las lesiones de Umtiti y Vermaelen y a los síntomas de fatiga muscular que han obligado a Lenglet a dosificarse en las últimas cuatro jornadas. La incorporación provisional de Murillo en el mercado de invierno apenas ha servido para oxigenar el eje de la defensa. Tres cuartos de lo mismo ocurre con Boateng, recambio para el caso de baja de Luis Suárez, pero no para figurar asiduamente en las rotaciones. El uruguayo, con problemas en una rodilla, suma tres apariciones sin gol y con síntomas de pesadumbre. También Messi, dolido por la contractura muscular que se produjo contra el Valencia, requiere una dosificación para recuperar el nivel óptimo.
Si Lenglet ha convertido en anecdótica la ausencia de Umtiti, Coutinho no ha conseguido suplir con éxito la baja de Dembélé, que se lesionó cuando había conseguido estabilizarse en un gran nivel. La situación de Coutinho, que se agrava en cada partido, es la principal preocupación individual en el vestuario de Ernesto Valverde. Igual de inoportuna que la de Dembélé ha resultado la lesión de Arthur, un elemento decisivo en el juego de posición que define el carácter del equipo de la misma manera que su sustituto habitual, Vidal, pero en otro sentido.
El equipo notó demasiado en San Mamés la baja por sanción de Jordi Alba, un jugador sin recambio natural, como Busquets. El mediocentro está en la cuarta pregunta, aunque el técnico ha intentado restarle el máximo de minutos posible. Estos dos casos ponen en tela de juicio la planificación de un equipo que tiene una semana limpia para recuperar las luces. Del rearme físico y mental y de la recuperación de los lesionados depende a partir de ahora el éxito o el fracaso del curso.
SIN REACCIÓN EN SAN MAMÉS El momento gris del equipo se plasma en tres empates seguidos y con dudas en el juego
LESIONES Y FATIGA
Suárez y Messi están doloridos; Lenglet, sobrecargado; Arthur, de baja, y Coutinho, ausente