Unos 3.000 mercenarios rusos han combatido en Siria
El Kremlin se vio obligado ayer a reconocer indirectamente que quizás en Siria estén combatiendo rusos que no pertenecen a sus Fuerzas Armadas. La declaración tiene lugar después de que un grupo de activistas destapase que había ciudadanos rusos entre los muertos en un bombardeo de EE.UU. sobre Deir al Zur la pasada semana. Según la investigación de la web Fontanka, con sede en San Petersburgo, alrededor de 3.000 mercenarios rusos de la empresa privada Wagner —la versión rusa de Blackwater— han luchado en Siria desde el 2015, meses antes del inicio de la intervención militar de Rusia que cambió el rumbo de la guerra a favor de Bachar al Asad.
«Hemos confirmado que al menos cuatro ciudadanos rusos [con nombres y apellidos] murieron el 7 de febrero en Deir al Zur», dijo a Efe Ruslán Levíev, director del Conflict Intelligence Team (CIT), que investiga desde el 2014 la cara oculta de las campañas militares rusas, primero en Ucrania y ahora en Siria. «Nos siguen llegando nuevos nombres de contratistas rusos muertos en ese bombardeo, y creemos que, cuando se confirme, estaremos hablando de una treintena de muertos», advirtió.
Según los activistas, el «ejército privado de Putin», como lo denomina el diario israelí
Haaretz, tiene una base de entrenamiento en el sur de Rusia, está financiado por el Gobierno ruso y coordina sus operaciones con el Ministerio de Defensa. Lo paradójico es que las compañías militares privadas son ilegales en Rusia. Aunque los legisladores rusos ya trabaja en un proyecto de ley para permitir su creación y actividad en zonas de conflicto.