Galicia se juega 600 millones en la ruleta arancelaria
ANÁLISIS Aunque la UE se queda al margen de guerra comercial abierta por las nuevas restricciones arancelarias, un total de 1.058 empresas exportadoras gallegas a EE. UU. permanecen atentas ante la imprevisible regulación estadounidense
La Unión Europea está a salvo de la guerra comercial desatada por Estados Unidos. Pero solo temporalmente. Los temores a una guerra arancelaria están latentes, y ningún golpe a las importaciones, sea del país que sea, es descartable en los Estados Unidos del imprevisible presidente Donald Trump.
¿Qué se juega Galicia en esta ruleta de los aranceles que ha puesto a dar vueltas el presidente norteamericano? En comparación a otros países europeos, la intensidad de las relaciones comerciales es modesta. Para España, EE. UU. es el quinto socio comercial y para las exportaciones gallegas en su conjunto el número ocho con 3,2 % del total
Las ventas al cierre del 2017 sumaron 578 millones, apenas 10 millones más que en el 2016, y ya cerca del récord alcanzado en el 2007 previo a la crisis económica de 697 millones de euros. La razón por la que nuestras relaciones comerciales con EE. UU. son pequeñas se debe a que son pocas las empresas gallegas que se enfocan en las grandes categorías del comercio norteamericano con el resto del mundo.
Aunque la nómina de exportadores está creciendo, al cierre del 2017 la cifra de empresas de la comunidad que vendieron producción al mayor comprador del mundo fue de 1.058, medio centenar más que en el 206; y casi el doble que antes de la crisis económica, aunque este incremento no se refleje aún a la hora de facturar, porque el volumen de envíos es bajo, en comparación con las sumas que mueven los grandes exportadores al país de Trump.
GIGANTES COMPETIDORES
¿Quienes son los grandes competidores de este suculento mercado? Según explica Demos Global, consultora de exportaciones a EE. UU. En primer lugar, países como China o México, que venden bienes de consumo finales. El segundo grupo envía además productos intermedios, es decir componentes y subproductos. En esta categoría se encuentran Canadá, Alemania, Japón, Corea del Sur, Francia y el Reino Unido. La tercera clasificación se refiere a los exportadores de materias primas y combustibles, fundamentalmente América del Sur, África y Oriente Próximo.
Pero además, la inversión directa de empresas españolas en suelo estadounidense no contribuye a intensificar la relación comercial.
Un repaso a los productos que Galicia coloca este mercado y que podrían verse afectados por la conservadora e incierta política arancelaria del Gobierno de Donald Trump revela datos muy interesantes. Por ejemplo, aunque puede sorprender, el principal negocio gallego al otro lado del Atlántico no es ni la moda, ni la alimentación, ni el vino. Es la gasolina.
GASOLINA Y TEXTIL
La explicación está en la refinería coruñesa, desde la que salen más de la mitad de las exportaciones a Estados Unidos. Los datos de Repsol confirman que las ventas anuales superaron en el 2017 las 600.000 toneladas de combustible, un volumen que equivale al 10 % de su producción, lo que lo convierte en su principal mercado exterior (más de 328 millones de euros según los datos del Ministerio de Economía), con un crecimiento del 50 % en el último año.
A mucha distancia de los derivados del petróleo, la industria textil y de la moda emerge como el segundo gran nicho de negocio gallego en el mercado estadounidense, con una suma que supera los 70 millones de euros en ventas. Fuentes de Cointega, el clúster gallego del textil explican que esta suma no refleja del todo la facturación real en un país que el gigante Inditex eligió para comenzar su expansión internacional (en Nueva York ubicó su segunda tienda en el extranjero, tras la de Oporto) y en el que cuenta ahora con más de 70 establecimientos, lo que lo convierte en su segundo mercado en América, tras México.
La razón de este desajuste está en que el Ministerio de Economía solo contabiliza como exportaciones gallegas las que salen de la comunidad, por lo que productos enviados desde otras plataformas logísticas, como las que Inditex tiene en Madrid o Zaragoza, no suman.
Además de Inditex, otros referentes del textil, como la ourensana Textil Lonia (con las firmas Carolina Herrera y Purificación García) o la viguesa de ropa infantil Pili Carrera, están también asentados en el mercado estadounidense, bien con establecimientos propios, o a través de acuerdos con distribuidores locales. Siguen muy atentos a la evolución de este mercado.
Sí lo hace el sector siderúrgico, representado en Galicia por las empresas Megasa y Celsa, que llegó a temblar ante la amenaza de poner barreras a las importaciones de acero y de aluminio aplicando aranceles a sus productos. El posterior anuncio de que los países de la UE quedarían al margen supuso un alivio, pero «seguimos vigilantes», ha dicho el director general de la patronal Unesid (Unión de Empresas Siderúrgicas), Andrés Barceló.
ALIMENTACIÓN Y MÁS
Atento está también el sector agroganadero gallego. No hay que olvidar que el Gobierno de Trump ya ha cargado contra la aceituna negra española, a la que ha impuesto un arancel preliminar de entre el 2,31 y el 7,24 %, al entender el Ejecutivo norteamericano que su importación se está realizando, gracias a las ayudas de la UE. Aspecto que supondría un perjuicio para los productores nacionales.
El Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega), organismo que certifica conservas y distintos productos de la huerta manifiesta tranquilidad, por el momento.
Opinión que comparten varios bodegueros de la Ribeira Sacra que exportan parte de su producción a EE. UU., principal destino exterior de los vinos certificados por esta denominación de origen. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Agricultura, de los casi 200.000 litros comercializados, más de 105.000 se vendieron en este país.
Más preocupación muestra el Consello Regulador Rías Baixas —EE. UU. es su principal mercado de exportación con casi 2,5 millones de litros comercializados en el 2016, un 18 % más que el ejercicio precedente—, que encuadra la medida impuesta a la aceituna negra como una de las consecuencias directas de no haberse suscrito en su día el convenio de libre comercio entre la UE y EE. UU.
Tampoco parece que esta tendencia conservadora vaya a frenar los planes de entrada de algunas empresas gallegas que lo están intentando. En ello está Nueva Pescanova. Pescanova USA, con sede en Coral Gables, ciudad vecina a Miami, ha diseñado un plan estratégico para dar el salto desde la venta al por mayor hasta al mercadeo y el negocio al por menor. El objetivo, reiterado en la reciente cita mundial del sector celebrada en Boston (la Seafood) está trazado: incrementar sus ventas un 50 % para el 2020, hasta los 150 millones de dólares.
En comparación a otros países, la intensidad de las ventas gallegas a EE. UU sigue siendo muy modesta
Las exportaciones se mantienen estables, ya cerca de los casi 700 millones alcanzados antes de la crisis