La golpearon a muerte junto con su hermana
Fatima, de 15 años, vio como golpeaban a su hermana de 10 años hasta matarla. A ella la golpearon igual y la dieron por muerta, pero en algún momento recuperó la consciencia. Según Amnistía Internacional, los rohinyás sufren abusos desde 1978, pero la situación empeoró en 2012, cuando el monje budista Ashin Wirathu inició una campaña antimusulmana. El Gobierno secundó esa política y confinó a los rohinyás en guetos. En agosto de 2017, grupos rohinyás respondieron atacando a la Policía birmana con machetes. El resultado fueron 12 agentes de seguridad y 59 insurgentes muertos. La respuesta del Ejército birmano fue la limpieza étnica.