Visitante interestelar
Las huellas de su existencia.
Las misiones Apolo, llevadas a cabo por la NASA en la década de l los 60 y 70, 70 no solo l permitieron iti que el lh hombre b pisara i la l Luna por primera vez. Gracias a ellas, se supo que en 1974 la superficie lunar aumentó su temperatura en 9 grados, de -7° a 2°. Unos datos que han enfrentado a los científicos a la hora de nombrar las posibles causas. Un debate difícil de resolver, ya que las cintas que tenían grabados aquellos datos fueron extraviadas.
Ahora se ha dado a conocer que desde 2010 un equipo, encabezado por el científico del Instituto Lunar y Planetario de Houston Walter Kiefer, ha estado trabajando sobre este problema. Un estudio que ha analizado cintas de archivo encontradas en el Centro Nacional de Registros de Washington, que recogen datos de abril a junio de 1975, así como las lecturas de temperatura de las sondas desde 1973 a 1977.
Una vez analizados todos los datos han llegado a una conclusión sorprendente: el calentamiento se produjo en la superficie lunar y bajó al subsuelo. Según los expertos, quienes produjeron ese aumento de la temperatura fueron los propios astronautas: “En estas áreas, las huellas de los astronautas oscurecieron ligeramente el regolito lunar [o tierra], haciendo que el regolito absorba más luz solar y se caliente. Esta era una región de 50 a 100 metros de diámetro en la zona de despliegue del experimento y de tamaños similares o más pequeños en la recolección de muestras se detiene” ha asegurado Kiefer.