Huevas de trucha y cía.
El caviar (huevas de esturión) no siempre fue un lujo: en la Edad Media lo consumían los pescadores. Los nobles de la corte zarista lo llevaron a Francia. Desde entonces, debido a su precio, se consumieron huevas de salmón. Pero las de trucha tienen un sabor y una salinidad más parecidas al caviar.