Prefiero hablar de Messi

Podría hablar de la hostilidad de Mestalla, que mezcla la rivalidad deportiva con temas políticos y en el que es cada vez más desagradable trabajar. Podría hablar del botellazo a Neymar en un estadio reincidente, puesto que hace dos años la víctima fue Messi. O de la permisividad -otra vez- de Undiano, que no intervino para evitar faltas salvajes y no acertó ni una.

Pero prefiero hablar de Messi. Porque una vez más demostró que está por encima de tácticas, arbitrajes, faltas o de lo que le pongan por delante. Un tipo que en el minuto 92 busca el gol de la victoria tocando con sangre fría y entra dando paredes en el área rival, cuando cualquier otro colgaría balones a la desesperada. Una nueva exhibición del número uno, del mejor del mundo. Y eso a algunos parece que les duele más que un botellazo