Mundo Deportivo (At. Madrid)

La lotería de Nueva York

El duro proceso para lograr plaza en la maratón más famosa

- Carles Gallén

Correr algún día la maratón de Nueva York, una de las más cosmopolit­as y prestigios­as del mundo, es el sueño de cualquier atleta, ya sea popular o profesiona­l. Este próximo domingo, 6 de noviembre, serán de nuevo unos 50.000 –el tope fijado por la organizaci­ón por cuestiones logísticas– los que tomarán la salida para recorrer los 42,195 km del mítico trazado que arranca en el puente de Verrazano y acaba en el corazón del Central Park. Pero disponer de un dorsal para llegar a cumplir este sueño no es un proceso nada fácil, ya que cada año son más de 250.000 las solicitude­s que los organizado­res reciben desde todas las partes del mundo.

Excepto para los corredores profesiona­les o para aquellos que no lo son pero han logrado las marcas mínimas requeridas, obtener un dorsal para correr la maratón de Nueva York suele ser un camino de espinas. La vía directa para lograrlo es rascarse el bolsillo y comprar los elitistas paquetes turísticos a uno de los agentes autorizado­s (normalment­e sólo uno o dos por país), que por unos 2.000 euros incluyen el viaje y el hotel y garantizan la inscripció­n, que cuesta unos 485 euros y hay que pagar aparte.

Pero para la mayoría de los mortales la vía para poder correr la célebre maratón de Nueva York, que recorre los cinco distritos de la Gran Manzana, es entrar en el sorteo de cupos que tiene lugar cada año durante el mes de marzo, un sistema conocido como ‘lottery’ cuya inscripció­n se abre en enero, once meses antes de la carrera. La preinscrip­ción en el sorteo cuesta unos 10 euros, que no son retornable­s, y sólo un 15 por ciento de los que participan en él consigue el premio, o lo que es lo mismo, un dorsal. Antiguamen­te, no ser agraciado en el sorteo durante tres años consecutiv­os daba derecho a acceder a un dorsal en el cuarto, pero esta norma se abolió en 2013.

La demanda

Esta ‘lottery’, sin embargo, también ha sido cuestionad­a, como quedó demostrado cuando el pasado mes de enero dos corredores populares de Utah, Charles Konopa y Matthew Clark, demandaron por un importe de 10,56 millones de dólares por daños y perjuicios al club organizado­r de la prueba, el New York Road Runners, por entender que se trataba de un sorteo ilegal y que el hecho de no retornar el importe de la preinscrip­ción a los corredores que se habían quedado sin dorsal era una manera de lucrarse indebidame­nte. Tras meses de negociacio­nes, en septiembre se supo que los organizado­res y los demandante­s habían llegado a un acuerdo para que el New York Road Runners Club descontara el importe de la ‘lottery’ a todos aquellos corredores que habían participad­o en el sorteo entre 2010 y 2015

Para la mayoría, la vía es un sorteo en el que solo logran dorsal el 15 % de peticiones Lo más elitista, pagar 2.500 euros por un paquete de viaje, hotel e inscripció­n fija

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FOTO: GETTY Centenares de miles de atletas de todo el mundo quieren correr cada año la maratón de Nueva York. ‘Sólo’ 50.000 lo consiguen

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