Capricho de Luis Enrique

Para acabar de redondear el verano calamitoso del área técnica del Barça, Arda Turan certificó el penúltimo fracaso de gestión blaugrana, al rechazar la cesión por dos temporadas al Galatasaray, para quedarse en el Camp Nou, a pesar de que Valverde le ha dejado claro que no cuenta con sus servicios.

La llegada del jugador turco hace dos temporadas fue un capricho de

Luis Enrique, que aprovechó la fuerza que le otorgaba la reciente conquista del triplete y el vacío que había en la dirección técnica, tras la destitución de Zubizarreta, para imponer su criterio por encima del de la directiva que tenía un acuerdo cerrado con Gundogan . El centrocampista germano-turco era una oportunidad de mercado, puesto que le restaba una sola temporada de contrato con el Borussia Dortmund, Bartomeu cerró un acuerdo que no alcanzaba los veinte millones de euros, dispuesto a utilizar el fichaje como una baza electoral. Pero lo que no esperaba el presidente era encontrarse con la oposición de “Lucho”, que estaba negociando la ampliación de su contrato y que impuso la contratación de Arda, por un precio, sensiblemente superior, de treinta y cuatro millones, más siete de variables, que vista la pobre aportación del excolchonero, difícilmente se habrán computado.

El resto de la historia es conocida. Tras dos temporadas de irregular rendimiento en la que pesó inicialmente los cuatro meses que el futbolista turco estuvo sin jugar, por la sanción FIFA y la indefinición de su encaje, como medio o delantero, en el juego del equipo, Turan ha perdido cotización y no ha habido forma de colocarlo a sus treinta años de edad. Mientras que Gundogan se convirtió en el primer fichaje de

Guardiola en el City y tras un inicio esperanzador, poco a poco se ha visto relegado a la suplencia lastrado por las lesiones