El espíritu del VAR
En Deportes Cuatro, las conspiraciones arbitrales solo existen si favorecen al Barça
Llevábamos unas cuantas semanas con Manu Carreño y Kiko Narváez capitaneando una cruzada contra Mediapro y Jaume Roures porque consideraban que la tecnología del VAR favorecía de manera sospechosa al Barça, ya fuera evitando repeticiones o forzando la mala interpretación de las imágenes de las que disponían los árbitros. También criticaban al realizador por no elegir la repetición perfecta en directo que mostrara el plano que Manu Carreño quería, considerando que el equipo técnico también formaba parte de la confabulación. Carreño ha llegado hablar de manipulación informativa y censura.
Con las jugadas polémicas del derbi madrileño y las decisiones que perjudicaron al Atlético de Madrid fue evidente que en Deportes Cuatro el nivel de alteración e indignación se había rebajado mucho. Lamentaban la mala aplicación del VAR en general y salió Iturralde González a explicar que no se trataba de errores sino de que “lo que hay que aprender es el espíritu del VAR”. Ante los lamentos (esta semana mucho más comedidos) de Carreño, el colegiado le recordaba que una cosa es lo que dice el protocolo de uso del VAR “y otra cosa es lo que queremos que sea el VAR”. Cuando Iturralde argumentaba el polémico penalti validado por el VAR a favor del Madrid, afirmaba: “Unas imágenes aparecen fuera y otras dentro. Yo te digo que ellos ven la rodilla derecha de Giménez dentro del área”, aclarando lo que él había conseguido indagar por su cuenta. Y Carreño esta vez no veía conspiraciones arbitrales ni usos maquiavélicos de la tecnología. Tampoco criticaba a la realización. Simplemente apelaba a la mala suerte de que no existiera una imaginaria cámara cenital. Con el claro penalti a Morata que el VAR no vio, Carreño esta vez se excusó: “Hay que cambiar el espíritu del VAR”. Esta vez no era culpa de un malvado realizador. Y el corte de mangas de Bale quedó en un escueto “error del responsable del VAR” que esta vez no estaba bajo los temibles influjos de Mediapro y Roures. La estrategia está clara: si el VAR favorece al Barça, mano negra. Si pasa con el Real Madrid, culpa del ‘espíritu del VAR’. Valiente, revelador y espléndido criterio periodístico. Y muy pedagógico para la audiencia y la cultura deportiva