Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Tele a la altura de Rafa Nadal
Buena narración con, quizá, exceso de bromitas internas por parte del equipo
Eurosport y la retransmisión norteamericana estuvieron a la altura del juego de Rafa Nadal enelUS Open, es decir, sobresaliente. La realización hizo periodismo a cada plano. Por ejemplo, para demostrar la fuerza del saque de Kevin Anderson, pinchaba a menudo la cámara a la altura de la cintura de Nadal, justo detrás de él. Así, el espectador tenía una perspectiva casi subjetiva del jugador y se daba cuenta de lo rápida que iba la bola y que obligaba al manacorí a restar desde más atrás que nunca. Tanto, que a veces incluso estaba fuera de plano. Tanto, que el hashtag #vamosRafaEurosport a menudo tapaba a Nadal esperando recibir el servicio. La etiqueta molestaba, pero fueron incapaces de moverla de la pantalla. Los comentaristas Fernando Ruiz, Àlex Corretja y Conchita Martínez supieron subrayar, como es habitual, lo necesario en cada momento. En esta ocasión, las aportaciones de Manuel Poyán, auténtico torrente de información, fueran permitidas con cuentagotas, con la excusa de que “somos tantos que no cabemos en la cabina”. Al final del encuentro, Corretja fue el primero en entrevistar al campeón. Se agradece una entrevista que busca, con tres preguntas, los detalles técnicos que han marcado una final en lugar de buscar la emoción y el tópico de quien ha ganado ya 16 torneos del Grand Slam.
Puestos a buscar la perfección, en la locución de la final hubo un exceso de bromas internas. Es el tono desenfadado y de buen rollo marca de la casa, pero poco nos interesa si Álex encuentra que el aire acondicionado de la cabina está demasiado frío (a diez grados, dijo) o si el propio Corretja, de regreso de Flushing Meadows a Manhattan encuentra el tráfico colapsado, o si Fernando Ruiz come muchos helados como nos comentó Conchita Martínez (“Conchi” como la llamó Corretja toda la noche). Todo muy familiar. Incluso, cuando la realización mostró al extenista Stan Smith, Corretja aprovechó para contar a sus hijas, si estaban mirando el partido, que ese señor mayor con bigote es el que da nombre a las zapatillas deportivas que ellas piden que les compre. En Adidas debían estar encantados