Mundo Deportivo (Bizkaia-Araba)
Un cabezazo de Rayco trunca la buena dinámica del Gernika
Los forales, que encadenaban seis jornadas sin caer, sucumben ante una UD Logroñés con más pegada
La pegada dictó sentencia en Urbieta. Al Gernika, uno de los equipos que mayor rentabilidad saca a sus goles, le dieron de su propia medicina. La UD Logroñés se impuso merced a una solitaria diana de Rayco mediado el segundo tiempo y puso fin a la dinámica ascendente de los blanquinegros, que encadenaban seis jornadas sin conocer la derrota.
Los riojanos no podían permitirse otro tropiezo más y salieron enchufados. Tuvieron una buena opción a los diez minutos. Rayco intentó superar por alto a Diego, que reaccionó a tiempo para desviar a córner. César Remón cabeceó en el saque de esquina y atrapó el arquero. Al Gernika le costó sacudirse la presión y solo amagó con el gol en un intento lejano de Gorka Larruzea. El control era blanquirrojo. Carracedo salvó in extremis el remate de Iván Aguilar cuando el cuero se dirigía a la red. Los de Luaces pasaron el mal rato y pasaron a llevar la manija en el tramo final del primer periodo. Sin embargo, no generaron peligro.
Ñoño desequilibra
El Gernika mantuvo su hegemonía tras el descanso. Vivía en campo riojano y Gorka Larruzea obligó a lucirse a Miguel Martínez en el minuto 53 con un chut que llevaba veneno. La entrada de Ñoño en el verde dio un giro al encuentro. Fue como si a la UD Logroñés se le aclararan las ideas cuando se acercaba al área vizcaína.
El gaditano fue decisivo. Primero lo buscó con un disparo que golpeó en un zaguero y fue manso a Diego. De las botas de Ñoño nació el único tanto de la tarde. Puso un balón medido y la cabeza de Rayco hizo el resto. Al Gernika no le quedaba otra que arriesgar y eso hizo. Intentó ser más directo, sin embargo se topó con la seguridad de la zaga riojana en las alturas. Madrazo y Etxabe lo intentaron sin poner en aprietos a Miguel Martínez. Los forales apretaron hasta el final. En el 92’, Berasaluze se sacó un peligroso chut desde la frontal que se marchó alto. No pudo ser. Los puntos volaron con dirección a Logroño