El gigante de Banja Luka rechazó a la Sampdoria
Srdjan Babic, central serbio de 20 años nacido en Bosnia, es una de las sensaciones de la pretemporada
Habla un buen castellano a pesar de llevar sólo un año entre nosotros y lo entiende prácticamente todo. Intimida con sus 193 centímetros, pero es un hombre tranquilo, que camina despacio y refuerza muchas de sus frases con sonrisas. Srdjan Babic (Banjia Luka, Bosnia, 1996) es una de las sensaciones de la pretemporada de la Real. Es uno de los dos de futbolistas del Sanse que Eusebio se ha traído hasta Holanda, junto a Bautista, pero está participando como uno más y tiene opciones de seguir residiendo en el piso de arriba. Condiciones no le faltan.
Y es que a las cualidades propias de un tipo de casi dos metros: intimidación, poderío aéreo... se le une un buen trato al balón y precisión, unida a visión de juego para sacar el cuero desde atrás. Ante la UD Logroñés fue el autor del único tanto del amistoso, frente al Villarreal estuvo muy cerca de repetir, lo que hizo ayer en Nimega. El problema del defensa txuri urdin es que es central zurdo y sólo central zurdo. Exactamente igual que Iñigo Martínez.
Babic es serbio, se considera serbio y juega en las categorías inferiores de la selección serbia, pero nació en Bosnia, que es donde residen sus padres con su hermano. Tiene la doble nacionalidad. Fue en el país de Kodro, en la localidad de Banjia Luka, donde comenzó a patear un esférico con sólo cinco años. A pesar de su impresionante estatura –con cinco años ya medía 1,45 metros según su propia versión- y la cultura baloncestística que existe en su país, nunca le tentó el basket. Sí practica el tenis, modalidad en la que su compatriota Novak Djokovic es el número 1 mundial.
Hasta los 13 años jugó en Banjia Luka, edad con la que recaló en el Vojvodina de Serbia, en cuyo primer equipo disputó 38 partidos, con un gol, y se mantuvo hasta que el verano pasado la Real echó sus redes sobre él. Ganó con brillantez el Mundial-Sub-20 disputado en Nueva Zelanda, derrotando a Brasil en la final y su próximo destino era Donostia. Su agente le llamó para hablarle de una oferta de la Real, dejando claro que el primer año iba a recalar en el Sanse. Y a Srdjan le sedujo a la primera. El año anterior, 2014, había rechazado una oferta firme de la Sampdoria, que volvió a la carga a por él en 2015. Rompió el documento.
Buena relación con los Kodro
Babic mantiene una buena relación con Meho Kodro, con su hermano Mela y con su hijo Kenan. Muchos días queda para charlar con el gran goleador de los 90 de la Real. A su compatriota Darko Kovacevic le conoce y la admira. Está muy interesado en la historia del otro ariete inolvidable de la historia txuri urdin.
Este año, el gigante de Bajia Luka ha residido algunos meses con su novia y otros solo en un piso de Antiguo Berri, en el que también vivió Rubén Pardo anteriormente. Ha dado clases de castellano durante todo el curso dos días por semana, hora y media por jornada, y calcula que en cinco meses podrá expresar perfectamente todo lo que se le pasa
Marcó un gol ante la Logroñés, casi repite ante el Villarreal y ayer anotó otro en Nimega Comenzó como extremo zurdo pero su falta de desborde le llevó a la zaga
por la cabeza.
Le encanta pasear por Donostia, escuchar música serbia y la manera que tienen de preparar el pescado por estas latitudes. De su país se queda con la carne. En este tiempo, sus padres fueron a visitarle en dos ocasiones a Donostia y su único hermano, de 17 años, realizó dos entrenamientos con el Easo y con el Berio el pasado mes de diciembre.
El ídolo que tuvo Babic fue Nemanja Vidic, serbio que militó en el Manchester United. En esos inicios, algunos entrenadores alinearon al realista de extremo izquierdo, pero le faltaba un punto de habilidad para desbordar. Su corpulencia le envió al centro de la defensa. Aunque lo que más le gusta es tener y distribuir el balón.
Babic desconoce cuál va a ser su destino final, pero parece evidente que el Sanse ya es tierra quemada para él. Se le queda un tanto escaso. Eusebio le quiere tener cerca, porque tampoco cuenta con muchos centrales, pero la convivencia con Iñigo le cierra las puertas del ‘once’. Aceptará de buen grado lo que el entrenador decida sobre él, siempre que no frene su imparable progresión