Oportunidad histórica

No. Este año no vale sólo con lucir el nombre de la Real por Europa. No vale sólo con disfrutar. Este vez toca competir. La Real ha demostrado sus poderes en la Liga, ha lucido una pegada a la altura de los mejores y unas constantes de juego y confianza que le llevan a ganar partidos disputados y obligar siempre al adversario a dispararse en la sien en la ruleta rusa. Fue hermoso ver ciudades como Lyon, Manchester e incluso la horrorosa Leverkusen anegadas de camisetas txuri urdin y lo será verlas, en menor medida seguro, en localidades como San Petersburgo, Trondheim o Skojpe, pero lo más bello es ganar. Eliminar rivales. Llegar lejos. La Real tiene la capacidad de hacerlo si traslada a Europa la ambición y el fútbol que lleva casi un año practicando en la Liga. El colíder de la Liga española tiene la obligación de ser poderoso en el continente. Una escuadra con futbolistas como Odriozola, Illarramendi, Januzaj, Vela o Willian José puede disfrutar sobre el verde y hacer disfrutar, claro, pero también dar cuenta de sus oponentes en la segunda competición continental. Los ejemplos del Sevilla, que la ha ganado cinco veces en los últimos 11 años, el Celta, que llegó a la semifinal el año pasado, o el Athletic, finalista en 2012, sirven para ilustrar que el camino no está cerrado en Europa para los equipos que no suelen ganar la Liga. Los máximos responsables de la entidad, Aperribay y Loren, ya han citado la palabra título estas semanas y Odriozola habló de hacer “algo grande” este curso tras ganar en Coruña. Europa, donde no operan el Madrid, el Barcelona y todos sus condicionantes, puede ser el escenario perfecto por lo menos para hacer creer a la afición. Pero para soñar es radicalmente vital ganar pasado mañana al Rosenborg. La primera piedra