Una noche a 34.000 pies
Los jugadores, sin apenas dormir, aterrizaron en Gasteiz a las cinco de la mañana
No fue la mejor manera de enjugar la derrota ante el Zenit, pero así estaba establecido. Nada más terminar el encuentro en Rusia, los jugadores realistas, junto al resto de ocupantes del avión fletado por el club, puso rumbo al aeropuerto de San Petersburgo para emprender el regreso. El vuelo chárter despegó desde la antigua Leningrado, cuyo cielo ya estaba cubierto por niebla y nubes, a la una menos cuarto de la mañana. Esperaban cuatro horas en el aire para digerir la derrota.
Así es que, a 60 horas de acometer un duelo tan importante como el de mañana contra el Betis, los jugadores pasaron la noche del jueves al viernes a 34.000 pies, 10.300 metros de altitud, atravesando toda Europa a casi 1.000 kilómetros por hora. La ventanilla sólo ofrecía el color negro de la noche continental, pero el aparato sobrevoló Colonia, dejó a la derecha Frankfurt y pasó por encima de la
Torre Eiffel antes de acometer el aterrizaje en Gasteiz.
Aunque el sueño venció a algunos al final, no fue fácil cogerlo porque primero sirvieron la cena y luego, además, las mentes seguían muy activas por la tensión y el cansancio acumulado. El grupo de las cartas -Illarramendi, Zurutuza..lo combatió tirando de baraja y azar hasta el aterrizaje. La gran mayoría ni siquiera pegó ojo.
Al que se le veía afectado era a Eusebio Sacristán. Pasado el control de seguridad en San Petersburgo, el entrenador quiso alejarse del grueso de expedicionarios y reflexionar en solitario. Tiene mucho que analizar para buscar soluciones inmediatas -partido contra el Betis- y a medio plazo -rally de partidos de octubre- para romper la presente dinámica negativa, que habla ya de cuatro derrotas consecutivas.
El Boieng 737 procedente de San Petersburgo aterrizó en Gasetiz pasadas las 4.45 horas de la mañana, tras cuatro horas de vuelo desde Rusia. Todavía quedaba el trayecto en autocar a Zubieta y el posterior en coche cada uno a su domicilio, al que llegaron casi a las siete de la madrugada. Tocaba entrenar. Claro, mañana hay partido e importante. Y conviene bajar de las nubes
Los jugadores apenas pudieron pegar ojo y llegaron a casa a las siete de la mañana