El acróbata que sonríe

MARC YA TIENE SEIS MUNDIALES antes de cumplir 25 años, cuatro de ellos ‘pata negra’, es decir de MotoGP, lo que le convierte en leyenda porque nadie lo había conseguido antes. Ahora va a por mitos tan campeonísimos y venerados del carisma de Mick Doohan, con cinco ‘grandes’, Valentino Rossi (7) y Giacomo Agostini (8). El ‘93’ los tiene a punta de gas, pero en las motos nada está escrito. Al piloto de Honda le va la marcha y, a pesar de que todos los caminos (o casi) le llevaban al título y prometió ‘portarse’ bien, el cerverino quiso ganar a su manera, es decir con riesgo, con el ¡ay! de los incondicionales que llenaban Cheste. A siete vueltas, y en plena fricción con el ‘hambriento’ Zarco y con Dovizioso sin señales de apretar a tope, hizo la ‘salvada’ del Mundial, la maniobra nunca vista para seguir sobre la montura y no sufrir la caída número 28 de la temporada (tras las del viernes y el sábado). Fue la imagen del año y con su acción logró ‘levantar’ el ‘hierro’ en la más determinante.

EN LAS MOTOS NUNCA HAY que fiarse, y menos de un bicampeón de Moto2 con hambre de gloria que se jugaba su futuro como Zarco. Márquez se comió la curva 1 y ya en el suelo aferró la rodilla y el codo al asfalto hasta levantar la máquina, que corrió hacia la gravilla. Allí, con las ruedas hundidas pero en marcha, retuvo el equilibrio como un maestro y volvió a la carrera en séptima posición. Una escena de película increíble, fuera de toda lógica. Márquez, además de ser un piloto divertido y arriesgado por naturaleza, es un acróbata que con su Honda forman el mismo chasis.

ANIMADO POR LA INCIDENCIA del líder, Dovizioso probó irse pero a la vuelta siguiente acabaron sus exiguas posibilidades tirado sobre el asfalto. El Mundial ha premiado a un luchador y a un piloto que jamás arrojó la toalla con los problemas de la primera mitad. Nunca dejará de sonreir y hacer feliz a los demás, pero solo él, su familia y su equipo saben el estrés que ha sufrido