Un empate, un buen convenio
La buena tendencia de la Real pudo llevar en algún momento del partido de ayer a pensar que ganar en Mestalla era una opción verosímil. El hecho de enfrentarse al Valencia en medio de una guerra de guerrillas, a caballo entre la euforia de poder jugar una final de Copa y el reingreso en Europa de los locales, ofreció a la Real una oportunidad legítima en la primera parte, en la que el Valencia optó por no quemar naves, a la espera de poder cazar los puntos en la segunda sin exponerse en exceso. A la Real, ese primer acto de calma chicha en Mestalla le resultó tan plácido que no le invitó a explorar con un poco más de osadía los caminos hacia la victoria. El empate, como punto de partida antes de arriesgarse a que hubiera males mayores, fue un buen convenio para ambos conjuntos y así concluyó la cuestión. Bien aceptado por el Valencia en esa primera parte en la que la Real tuvo mayor enjundia, tolerado de igual manera por los txuri urdin en la reanudación cuando los de Marcelino apretaron más. Empatar en Valencia nunca ha sido un mal trato, sobre todo si para la Real supone un balance de tres victorias y tres empates en los seis últimos partidos que le reubican en la pelea por clasificarse para Europa. El sexto puesto no se pudo conquistar ayer pero el objetivo es alcanzarlo en mayo. En el camino, igualadas como la de ayer, exhibiendo una personalidad sin complejos como la que la Real mostró en la primera parte en Mestalla ayudan a elevar la autoestima del equipo. Ganando el sábado al Leganés, el punto de ayer tendrá mucho más valor