Mundo Deportivo

Cuando existían las recusacion­es

Hasta la campaña 1985-86 los clubs podían pedir no ser arbitrados por un máximo de cuatro colegiados

- JOAN POQUÍ

El Barça vetó a Guruceta desde 1970 hasta la abolición de las recusacion­es

Si aún estuviese en vigor la potestad de los clubs españoles de recusar colegiados, difícilmen­te Undiano habría sido designado para el Valencia-Barça de ayer, porque es uno de los colegiados menos queridos en el Camp Nou

Hasta la temporada 1985-86, los clubs de la Liga española tenían el derecho a recusar árbitros hasta un tope de cuatro por equipo. Al comenzar la temporada los clubs presentaba­n una lista de árbitros que se aseguraban que no iban a encontrars­e. Eran colegiados que en la campaña anterior habían protagoniz­ado algún escándalo mayúsculo o que tenían un tipo de arbitraje que algún club entendía que le perjudicab­a sistemátic­amente. Por poner un ejemplo, el valenciano Mateu Lahoz y el Barça. Pero nada comparable a lo de Undiano Mallenco, que ayer pitó en Mestalla y que, si existiesen todavía las recusacion­es, cumpliría todos los requisitos para ser recusado por el Barça.

Entre los árbitros recusados por el club azulgrana destaca por encima de todos el fallecido José Emilio Guruceta, que en un Barça-Madrid de Copa se inventó un penalti a favor del Madrid por un forcejeo unos cinco metros fuera del área entre Rifé y Velázquez. Corría el año 1970 y Guruceta ya nunca más volvió a arbitrar al Barça en partido oficial. Lo hizo en un torneo veraniego, el Ciutat de Palma, en 1985, justo cuando acababan de anularse las recusacion­es. Guruceta volvió a liarla: era un Barça-Gremio y el conjunto azulgrana perdió, con un penalti a Schuster que se comió el colegiado. Prudenteme­nte, no fue designado para arbitrar contra los azulgrana hasta su fallecimie­nto, en accidente de tráfico, en 1987, cuando iba a arbitar un Osasuna-Madrid de Copa.

Segurament­e, no había sido el árbitro con más méritos para ser recusado, pero aquel penalti generó desórdenes públicos graves y su nombre pasó a ser coreado en los estadios cuando a una afición no le gustaba una actuación de un árbitro. El Barça sufrió en aquella época arbitrajes mucho más calamitoso­s, como uno de Orrantia en Málaga, donde concedió un gol de los locales pese a que el juez de línea le había señalado un claro fuera de juego. Johan Cruyff protestó y fue expulsado, pero se negaba a abandonar el campo y tuvieron que entrar los grises (aún con gorra de plato) a sacarlo. Orrantia fue recusado.

No lo fue Melero Guaza, segurament­e protegonis­ta de uno de los mayores esperpento­s arbitrales de la época. Otra vez en un Barça-Málaga, esta vez en el Camp Nou. El colegiado madrileño toleró la dureza visitante, concedió un gol con la mano de Esteban (ya fichado por el Barça para el año siguiente), anuló otro a Cruyff, no pitó un penalti sobre el holandés y finalmente se lió la tangana, en la que expulsó a Johan, supuestame­nte por insultarle. Cruyff siempre sostuvo que dijo “Manolo, marca ya”, dirigiéndo­se a Manolo Clares. Invasión de campo, almohadill­as, agresión de un aficionado al árbitro y quema de una camioneta de TVE. Melero no fue recusado, pero porque decidió retirarse. A Cruyff le cayeron tres partidos, en los que el Barça perdió la Liga.

Otros árbitros con el honor de haber sido recusados por el Barça son, entre otros muchos, Franco Martínez (qué menos, con ese apellido), Soriano Aladrén o Urízar Azpitarte. Y, claro, Ortiz de Mendíbil. En 1969, tras estar dos años recusado por el Barça por alargar once minutos un Madrid-Barça que en el minuto 90 iba 0-0 porque se le paró el reloj (ganó el Madrid, gol de Veloso, en el 94), reanudó sus calamidade­s en la primera jornada de la Liga 69-70, en el Madrid-Barça en que De Felipe acabó con la carrera de Bustillo sin que De Mendíbil pitase ni falta.

Nada que envidiar

Undiano estaría a esa misma altura, por lo menos. Es el árbitro más temido por la plantilla del Barça, junto con Mateu Lahoz. Pero Mateu, por lo menos, saben de qué pie cojea. Undiano les incomoda por su constante cambio de criterio. Ya se vio ayer: dureza permitida a ratos (lesión de Iniesta incluida) y tarjetas por protestar.

En el historial de Undiano hay material de sobra para ser recusado por el Barça. Recordemos: decidió el Barça-Madrid 3-3, con expulsión a Oleguer y perdón a Emerson tras entrada tremenda a Messi ya con una tarjeta. Después, ignoró un penalti a Ronaldinho en el último minuto. Aquella Liga (2006-07) se resolvió por goal-average a favor del Madrid. En el Clásico del 2-6 pitó antes del minuto noventa sin otro motivo que acabar con la agonía blanca, aparte de comerse un penalti a Iniesta y permitir la jugada del segundo gol madridista pese a que hubo falta sobre Xavi. Y su obra maestra: la final de Copa de 2011, el robo más sibilino de la historia, que merece capítulo aparte

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FOTO: ARCHIVO MD Guruceta arbitró al Barça en 1985 en el Ciutat de Palma Se habían abolido las recusacion­es y fue la única vez desde 1970
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