Landa remata y Quintana recupera el rosa
Victoria del alavés y bajón de Dumoulin, que perdió el liderato. Se dibuja un final de infarto: 53 segundos separan a los cuatro favoritos
Tras nueve días luciendo la maglia rosa, Tom Dumoulin la perdía ayer en beneficio de Nairo Quintana en la 19ª etapa del Giro, de 191 km entre San Candido y Piancavallo. Fue la de ayer una jornada un tanto extraña, movida, en la que pasó de todo. Quintana y Nibali acudieron puntuales a la cita y torpedearon tanto al líder como pudieron, hasta que éste acusó los ataques, cediendo en las duras rampas de Piancavallo, allí donde en 1998 Pantani dio una de sus lecciones de ciclismo, cediendo la maglia rosa al colombiano, que ahora tiene 38” de margen sobre el ciclista holandés, 43” sobre Nibali y 53” respecto a Pinot. Cuatro corredores en menos de un minuto a falta de dos asaltos. Máxima emoción.
El otro gran protagonista del día fue Mikel Landa. El de Álava, después de disparar hasta en tres ocasiones al palo, tuvo la habilidad de saber meterse en la fuga buena en el momento adecuado, correr con cabeza y corazón, y no cebarse en las rampas más duras finales cuando rivales como Luis León Sánchez, Pierre Roland o Rui Costa atacaron . El del Sky corrió a lo Dumoulin hasta llegar con una gran facilidad a la altura de Rui Costa a falta de 10 kilómetros. El luso, necesitado de victoria, se quedó a su rueda, pero Mikel no esperó a que tomara aire, aceleró y se fue a la búsqueda de la alegría que tantas veces le había negado el Giro. Emotiva victoria en recuerdo de Scarponi, la primera de la temporada y la tercera en el Giro, tras las dos de 2015.
Quedaba lo mejor. Presenciar el desenlace entre los gallos. Certificar si Dumoulin había quebrado como parecía al inicio del puerto, si el ataque de Pinot había hecho daño y si Nibali o Quintana ponían en tela de juicio la maglia rosa. Al final, Pinot volvió a restar segundos a Nairo y Nibali y se acerca un poco más al podio, y el de Movistar logró vestirse con la maglia rosa por segunda vez tras la etapa del Blockhaus, debido al desfallecimiento ‘controlado’ de la mariposa de Mastrich. El de Sunweb no estuvo ni fino ni acertado. De inicio se despistó y por ir a la cola del pelotón se quedó cortado, lo que aprovecharon Movistar y Bahrain para tirar con todo. Acabó enlazando, pero a base de un esfuerzo extra que después pagó cuando más necesitaba de combustible.
En el duro inicio de Piancavallo –con rampas del 14%– se dejó caer a cola del grupo de los favoritos. Se disparaba la señal de alarma, sobre todo cuando un día más se quedó sin algún compañero que le ayudara. Quintana y Nibali le vieron, pero no pudieron o supieron noquear a Dumoulin que sí, perdió el liderato y cedió tiempo, pero a la espera de lo que suceda hoy en la penúltima etapa sigue teniendo la sartén del Giro por el mango. “Podía haber sido mucho peor”, admitió.
Como reconocía Quintana tras bajar del podio, el cansancio acumulado después de tantos días ya pasa factura. Pese a ello, los aspirantes a la gloria de Milán necesitan sí o sí moverse en la jornada de hoy. Una etapa de nuevo corta y explosiva en la que se espera una lucha sin cuartel entre los cuatro candidatos al triunfo final. Quintana necesita más margen pensando en la larga contrarreloj de mañana, donde Dumoulin y Pinot son claros favoritos, sin olvidarse de Nibali, que aún no ha dicho la última palabra