”Un año más, un año más”
‘El Pistolero’ se dio un baño de masas en la etapa final
Si ya fue protagonista en la épica victoria del Angliru, lo de ayer en la última etapa de La Vuelta fue el no va más. Ya se sabía dado el carisma de Alberto Contador que el cierre de la ronda española en Madrid iba a ser muy emotivo con el pinteño, pero seguramente nadie esperaba que lo fuera tanto.
La llegada del autobús de su equipo, Trek-Segafredo, a la localidad de Arroyomolinos, inicio de la etapa, fue ya el presagio de lo que se iba a vivir a lo largo del día. Los aficionados lo rodearon y no dejaron de corear su nombre. Después, ya en la carretera, recibió un sinfín de felicitaciones por parte de sus colegas de profesión, que tuvieron un gesto que ya habla por si solo del carisma, respeto y cariño del que goza Alberto en el pelotón. Éste aminoró la marcha en la entrada a las calles de Madrid y dejó que Contador se adelantara unos metros. Fue una imagen preciosa. El madrileño rodando, paseando sobre su Emonda por la capital, recibiendo infinidad de felicitaciones y aplausos, devolviendo él todos los que pudo, llevándose la mano al corazón, dándose golpes en el pecho y con el rostro emocionado. De hecho, tras el Angliru, en el transcurso de una entrevista rompió a llorar. Demasiados nervios y tensión contendida.
Tras el paso por la pancarta de meta y en el inicio de la primera vuelta que había que dar al circuito de Madrid la actividad del pelotón volvió a la normalidad, lo que sin duda agradecería el de Pinto. Una vez concluida la etapa y la Vuelta con la victoria al sprint de Matteo Trentin Alberto Contador dio una vuelta de honor al circuito de Madrid, secundado por sus compañeros de equipo y portando la bandera de España. Y bien entrada la noche, vestido ya con ropa de calle, los aficionados cercaban a su ídolo en su último adiós delante de su autobús. Aplausos y más aplausos y el cántico más repetido el de “Un año más, un año más”.
Después, repasando la clasificación vimos que ayer había perdido la 4ª plaza de la general en beneficio de Wilco Kelderman por tres segundos, pero era lo de menos
Los aficionados y sus compañeros de profesión le rindieron un emotivo homenaje