Operación Vengeance: matar al almirante Yamamoto
El 17 de abril de 1943, los servicios de inteligencia militar estadounidenses interceptaron y descifraron los detalles del vuelo que iba a emprender el almirante japonés Isoroku Yamamoto desde Rabaul a Bougainville, en Nueva Guinea. La decisión de acabar con el cerebro que había planeado el ataque de Pearl Harbor planteaba un dilema moral y una objeción práctica: si los japoneses llegaban a la conclusión de que el ataque no había sido fortuito sino el resultado de un desciframiento de sus mensajes, Washington corría el peligro de que el enemigo cambiara su sistema de claves, lo que sería un desastre. Por lo que se refiere al dilema moral, el almirante estadounidense Nimitz aseguró que Tokio no tendría con quién reemplazar la pérdida de Yamamoto. Ese argumento convenció al presidente Roosevelt, que poco después dio luz verde a la operación. El 18 de abril de 1943, una escuadrilla de cazabombarderos Lockheed P-38 Lightning despegó de una isla del Pacífico para tratar de derribar el avión en el que viajaba el almirante japonés. Nada más divisar el bombardero Mitsubishi G4M en el que viajaba, dos aviones americanos se lanzaron contra él y lo abatieron. Posteriormente, los dos pilotos se enzarzaron en una agria discusión sobre cuál había sido el que había derribado el aparato enemigo. Tokio pensó que Yamamoto había perecido en un ataque aéreo fortuito y no cambió su sistema de claves, lo que permitió a los estadounidenses seguir interceptando los mensajes japoneses hasta el final de la guerra.