Novias cadáver en pleno siglo XXI
En algunas regiones de China, aún se practican las bodas fantasma, una tradición de hace tres mil años consistente en celebrar matrimonios entre dos muertos –o entre un muerto y una viva, en su versión más siniestra–. Estos se basan en la creencia de que todo ser humano, para ser feliz en el más allá, tiene que haber contraído nupcias y en que la desgracia caerá sobre los vivos si se niegan a ayudar a sus muertos. Por eso, algunas familias optan por buscar una pareja con la que casar a sus hijos fallecidos a una edad temprana.
ESPOSAS APESTOSAS. Lo más habitual es que los padres del difunto paguen a los de una chica fallecida para celebrar el matrimonio –la parte más importante de la ceremonia es colocar los restos de ella en la tumba de él–. Pero, dado que mueren muchos más hombres jóvenes que mujeres –especialmente en regiones mineras–, que se pagan miles de euros por los restos de una chica para celebrar estas
bodasfantasma y que en 2006 China prohibió la venta de restos humanos, se han dado numerosos casos de saqueos de tumbas. En 2014, la policía del país asiático detuvo a on- ce personas en la provincia de Shandong por desenterrar cuerpos de mujeres fallecidas que vendían después. Además, la tradición dice que es mejor que el novio comparta tumba con una chica muerta recientemente, lo que llevó, durante la época de Mao, a que el Gobierno prohibiera las bodasfantasma, ya que algunos criminales comenzaron a matar a mujeres para poder vender sus cadáveres.