Lola Merino, Presidenta de Amfar
La mecanización del olivar ha sustituido de manera paulatina las manos femeninas que tradicionalmente formaban parte de las cuadrillas trabajando en los tajos, recogiendo aceitunas y participando en las labores propias de la producción del aceite y se han visto obligadas a ceder terreno a las máquinas.
La modernización del campo ha desplazado a las mujeres en el sector olivarero español, pero ellas, de forma inteligente, han sabido adaptarse a los nuevos tiempos y encontrar su encaje laboral en este sector.
A día de hoy el sector del olivar encuentra más mujeres en actividades como la investigación, la cata, la comercialización, el marketing, el periodismo, como titulares de almazaras e incluso en la cosmética con aceite de oliva, y deja en menor número a aquellas que se ganaron la vida durante muchos años ejerciendo tareas manuales de recolección.
España es el primer país del mundo en superficie, en producción de aceite de oliva y el primer exportador mundial.
El olivar está presente en 34 provincias y 13 comunidades autónomas entre las que destacan: Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha. Un cultivo de marcado carácter social y de gran relevancia en el conjunto de la industria agroalimentaria que genera unos 46 millones de jornales cada año, según el Mapama.
En AMFAR tenemos claro que la garantía de futuro del campo y del desarrollo rural debe pasar por las mujeres y los jóvenes.
Ellas garantizan la supervivencia de nuestros territorios, ya que un pueblo sin mujeres está condenado a la desaparición. No podemos obviar el grave problema de despoblación que amenaza al ámbito rural donde la población ha descendido en 45.000 habitantes anuales en los últimos tres años.
De los más de 8.000 municipios españoles, más del 60% se encuentran gravemente amenazados por la extinción demográfica. No solo pierden habitantes, sino que registran bajas tasas de natalidad desde hace incluso décadas.
Para paliar esta situación, debemos tratar de aumentar la participación laboral de las mujeres.
Desde AMFAR animamos a las mujeres a aprovechar las oportunidades que les ofrece el campo y el sector del olivar español para abrir nuevos caminos a través de la innovación y el emprendimiento.
Apostamos por políticas que fomenten la presencia de mujeres y jóvenes. Políticas que garanticen la exis- tencia de servicios sociales, un adecuado desarrollo de las nuevas tecnologías, que promuevan la igualdad de oportunidades, que generen empleo de calidad y que fomenten la incorporación de mujeres y jóvenes a la actividad agraria.
Tenemos mucha tarea por delante y las mujeres rurales están demostrando su valía.
El 54% del emprendimiento ha estado liderado por las mujeres rurales, frente al 30% de los casos en el ámbito urbano. Sin embargo, esta apuesta del colectivo femenino rural se ve frenado por falta de infraestructuras, comunicaciones deficientes, carencia de nuevas tecnologías, necesidades formativas y una sociedad condicionada por arraigos muy tradicionales.
Superemos entre todos estos obstáculos, demos oportunidades a todas las mujeres que quieran formar parte del engranaje que compone el medio rural, démosles las herramientas necesarias, y aprovechemos su talento para encontrar un futuro esperanzador en el sector del olivar, y en el resto de las actividades que vertebran y dan vida a nuestro medio rural.