3 SEVEN PINES: MIRAR EL SILENCIO
Paco Gisbert
Despertar cada mañana mirando Es Vedrà, preparar un buen desayuno a base de frutas, cereales y pan tostado, y sentarse a saborearlo mientras los primeros rayos de sol tiñen de fascinantes colores el islote mágico. Es la costa oeste de la isla de Ibiza, un paraíso natural lejos del 'chunda chunda' de las discotecas y clubes que han convertido a la Pitiusa en un centro de peregrinación para amantes de la fiesta. Quizás por eso, porque no llegan los sonidos electrónicos ni los gritos de los últimos borrachos de la noche, a Es Vedrà, Es Vedranell y los pequeños islotes que salpican como granos de arroz sobre el poyo de la cocina, a este trozo de costa, se le llama 'El Triángulo del silencio', o quizás porque Es Vedrà arrastra una tradición mágica que tiene que ver con leyendas de sirenas, civilizaciones perdidas, polos magnéticos o avistamiento de ovnis. Desde los bungalows de Seven Pines se admira esta vista, se desgusta ese silencio. El resort de lujo, recién abierto, ofrece un total de 186 villas, de una o dos habitaciones, construidas respetando el tradicional estilo ibicenco de las cases de pagés blancas de la isla a lo largo de una superficie de 56.000 metros cuadrados, todas ellas equipadas con las más modernas comodidades y con una vista privilegiada al islote mágico. Solo el agua rompe el silencio. El agua del mar que, en días con viento travieso, estalla contra las rocas, repicando con forma de olas. O el agua de las piscinas privadas que poseen algunas de las villas, o la enorme pileta que parece colgar sobre el mar a los pies de la zona de spa, 1.500 metros cuadrados destinados a cuidar del cliente con tratamientos de belleza, actividades de fitness, clases de yoga en plena naturaleza y todo tipo de servicios orientados al bienestar. Precisamente, su condición de lugar de relax y descanso permite que el complejo esté abierto todo el año, haga frío o calor, y no solo en la temporada veraniega. "Lugar, espacio, vistas, privacidad, individualidad, belleza y diversión" son los siete conceptos que ofrece Seven Pines, en palabras de Markus Lüeck, su director general. Lo cierto es que esas siete palabras mágicas que hacen de este resort un espacio diferente en una isla con fama de ser cualquier cosa menos un lugar para relajarse y meditar se resumen en una imagen: la de un atardecer rojo, como los de muchos ocasos sobre el Mediterráneo, con la isla de Es Vedrá jugando a esconder los rayos de sol mientras se saborea un cóctel preparado expresamente para ese momento irrepetible en que la vida es mirar el silencio.