Editorial.

Nos sumamos a los merecidos homenajes a Olegario Magdalena, Juan Antonio Sánchez Torres, Jaime Caelles y Joaquín Roncero

Si aparecen brasileñas bailando con poca ropa al finalizar su congreso, en Posventa de Automoción somos los primeros en criticar negativamente a Ancera. Y así lo hacemos, en este número, en las páginas dedicadas al XXX Congreso de la patronal del sector. Pero hay que ser justos: Ancera, en general, lo hace bien casi todo y con buena intención. Por eso no nos podemos quedar con esa desacertada idea como resumen del congreso.

Ancera hace muchas cosas bien, tanto en sus encuentros como en su gestión diaria, que es lo más importante. De su gestión damos cuenta de forma permanente en posventa.com y aquí, en la revista, nos encargamos de analizar los grandes acontecimientos. Del último, el congreso, nos ha gustado que reuniera a los máximos responsables de las ocho asociaciones que conforman su estructura. Y no sólo que los reuniera, sino que todos ellos, en bloque, protagonizaran una mesa redonda. Los responsables de estas ocho asociaciones, además de mostrar unión, expusieron los peligros que actualmente acechan a las diferentes áreas de mercado del sector de la posventa. Por supuesto, también explicaron sus líneas de actuación para garantizar la libre competencia y el desarrollo de las empresas con intereses en los diferentes nichos de mercado. En defintiva, qué soluciones buscan y qué soluciones dan a los problemas que van surgiendo, que no son pocos.

Merecidos homenajes se dieron también en este congreso de Ancera. Otro de sus aciertos. En esta ocasión nos sumamos a todos ellos. Tanto al de los recientemente fallecidos Olegario Magdalena, Juan Antonio Sánchez Torres y Jaime Caelles, como al del incombustible Joaquín Roncero.