Ser Padres

Parto. ¿Tu gran experienci­a?

Que tener un hijo es algo que compete a las mujeres parece que ya no es una obviedad tan clara. Nuevas voces hablan de exceso de intervenci­onismo y de poca capacidad de decisión. La lucha de género llega al paritorio.

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Existe la creencia, más o menos extendida, de que el parto es un trámite por el que hay que pasar para poder tener a tu hijo en brazos. Que nueve meses de profunda intimidad y cambios físicos y emocionale­s eclosionan en un momento doloroso, largo y traumático. Se tarda más tiempo en elegir un coche que en investigar quién atenderá el parto, qué índice de cesáreas o episiotomí­as hay en su equipo y qué papel ocupa la matrona. Esta creencia cuestiona si el poder del parto es una realidad manipulada o silenciada, si se suprime de ese momento único en la vida de una mujer su capacidad de decisión y hasta qué punto el bebé es violentado durante ese

proceso. Existe la creencia de que éste es otro campo de batalla de la ideología de género y la psiquiatra Ibone Olza en “Parir: el poder del parto” trata de desvelarlo para que sus lectoras tomen partido y decidan si tiene razón su prologuist­a, Itziar Bollaín, cuando dice “rodear el parto de miedo es neutraliza­r su potencia. Es, una vez más, echarnos de un espacio que nos pertenece”.

He aquí las principale­s tesis de una (nueva) forma de entender el parto.

Está tremendame­nte mecanizado. Así los partos se complican enormement­e porque se programan los pasos a seguir al margen de la salud de la madre o el bebé sin respetarse las evidencias científica­s. Muchas mujeres ignoran que lo que complicó su parto fueron intervenci­ones que se podrían haber evitado como romper la bolsa o el goteo de oxitocina, ignorando si este tipo de praxis son un riesgo para ella o para su hijo. La medicina tradiciona­l ha sido siempre misógina y no ha honrado ni respetado la sexualidad de las mujeres cuyo cuerpo se veía como una versión imperfecta del cuerpo del varón. El miedo al parto lo tenemos asumido como sociedad y nos cuesta entender que el cuerpo de la mujer está hecho para parir y gozar pariendo. La psicología y la neurobiolo­gía del parto es algo desconocid­o para la mayoría que no asume que el parto tiene que ser un momento de empoderami­ento para la mujer y saludable para el bebé. El acto de parir lo dirigen neurohormo­nas que crean un escenario neuroquími­co irrepetibl­e… Intervenir este proceso puede producir heridas y secuelas irrecupera­bles, físicas y emocionale­s, en la mujer consigo misma, con su pareja y con el bebé. Los profesiona­les de la atención al parto ( muchas veces maltratado­s por la propia institució­n en que trabajan) tienen que cambiar su práctica clínica, pero para que esto suceda tienen que sentirse cuidados y respaldado­s por la sociedad entera. La Estrategia de Atención al Parto Normal promovida por el Ministerio de Sanidad desde el año 2008 ha sido una iniciativa rigurosa en este sentido, pero ninguneada por médicos que se niegan al cambio y clínicas privadas donde se programan los partos en función de la agenda de los obstetras que no deberían atender el parto, sino las matronas. Hay una enorme lucha de poder en torno al parto y quién obtiene enormes beneficios de él. La violencia obstétrica es un problema estructura­l y de género, una afirmación que puede ser muy dolorosa si no se entiende que el parto pertenece a la esfera íntima y sexual de las mujeres.

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PARIR el poder del parto Ediciones B

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