Champán a gogó y a todas horas.
EL CHAMPÁN ABANDONA EL BRINDIS Y ACOMPAÑA AL APERITIVO
Jcomparte una habilidad con los zauan Antonio Herrero res: es capaz de abrir una botella de champán sin tocar el corcho (ellos lo hacían a sablazos). Su título nobiliario tiene menos oropel que el de los gobernantes rusos, pero el mismo prestigio en estos tiempos en los que la gastronomía se ha convertido en el octavo arte. El sumiller del (elcluballard.com), res
ClubAllard taurante con dos estrellas Michelin, no esgrime una espada para servir a sus comensales las dife- rentes variedades de de su bodega. “Lo llamo ca
Moët& Chandon brear la botella”, explica. “Se dan golpecitos suaves con una copa, sube la presión y el gollete y el corcho salen”. Durante su servicio, el champán se ofrece en copa de flauta, pero también de vino blanco. Y se presenta desde el aperitivo para alargarse en la comida. “Cuando menos importancia tiene un espumoso es al final”, asegura. En el Club Allard Moët & Chandon ha dejado de ser una excusa para el brindis.