Esas Píldoras de Juventud
Doschicasneoyorkinas, unapuestadesoleneljardínycócteles... de¡placenta! Sí. Lanuevamodaesbeberseelcuerpo. Lean, lean.
i hay algo que divide a Brooklyn deManhattan no es tanto el East River como la actitud de las flamantes madres hacia las píldoras de placenta. Mientras que en barrios tradicionales como el Upper East Side pocos han oído hablar de ellas, y en los que están más de moda —como Tribeca— la actitud es más cautelosa, en Brooklyn, siguiendo la onda holística californiana, están a la orden del día. Desde Hollywood,
Kim ya dio su beneplácito Kardashian a esta modalidad. Tras los partos, a la placenta “me la hago congelar y convertir en pildoritas —no es que la fría como un bistec y me la coma sin más como hacen algunas—”, aclaró enTwitter. Pero para las que, en la Gran Manzana, quieren ir un paso más allá queKim en la forma de ingerir el órgano que acaba de salir de su cuerpo, la revista New York ha publicado, con gran éxito, un recetario titulado The Placenta Cookbook con sugerencias de una cocinera especializada.
El batido, por ejemplo, es una versión muy popular. Sobre todo para los encuentros otoñales en los patios traseros de los típicos caserones de piedra rojiza de Brooklyn, entre las mujeres con ese look Coachella que se impondrá la próxima temporada (que se explica porque son deliciosamente bohemias pero con fondos de inversión—propios o del cónyuge— que les permiten comprar las prendas perfectas, directas de las pasarelas, antes de que lleguen a las tiendas para los demás). Dicho batido se logra mezclando la placenta, que es entregada por los hospitales en una bolsita si se solicita, con unamezcla de hierbas y frutas. Así se logra el sabor y la consistencia perfecta para saborear la bebida despacio, a la puesta del sol, mientras las amigas brindan con rosé orgánico por el bebé que recién llegó al mundo.
Los beneficios que se le adjudican son varios, pero, sobre todo, el de evitar la depresión posparto y lograr que la nueva madre luzca radiante. Aunque ya circulan versiones de que muchas madres ultranaturales, aunque dicen verse fantásticas por tomar placenta, muy discretamente aprovechan para inyectarse bótox, que es lo que verdaderamente les elimina las arrugas. En un caso que casi devinomito urbano, dos vecinas que juraban por el futuro de la ecologíamundial que nunca tendrían una arruga en la frente, se encontraron cara a cara a la salida del dermatólogo de las socialitesmás plásticas deNuevaYork. Al saludarse, ambas dijeron que habían ido a buscar sus “placenta pills” a un herbalista que, curiosamente, les había dado a ambas la misma dirección equivocada en la ciudad. Y, curiosamente, ambas volvieron a Brooklyn con idéntica expresión refrescada, lo que les permitió lucir ideales en las revistas de estilo de vida green luxury. Repitieron dermatólogo.