El “Yuyo” Melgarejo
Hace años, cuando me acerqué a Cerrito, casi de primera me lo encontré con mi amigo Brasil. Estuvimos apoyados en ese mostrador, ateneo de grandes filósofos, unas horas hablando y tomando un vino. Luego nos avisan que empezaba la asamblea. Me dice “permiso compa”, se para y va a la mesa. Era el presidente de Cerrito. Para quien venía de otras participaciones fue una enseñanza.
El Yuyo se fue luchando, ¡siempre! En él, hago extensivo un saludo a esos anónimos de cualquier institución de barrio y clubes chicos, que salen solo con el esfuerzo colectivo y con personas como él. Desde acá, le mandamos un gran abrazo a su familia, a la familia de Cerrito y todos aquellos que, junto conmigo, lo recordaremos con cariño. ¡Salú!