Chicago Sun-Times

Los latinos en Illinois han contraído COVID tres veces más que la población blanca

- POR ALEXANDRA ARRIAGA

Francisco Anzures se enteró de que estaba enfermo del coronaviru­s en mayo después de que su empleador le hiciera una prueba.

Durante una semana, cerraron la fábrica donde trabajaba en los suburbios del suroeste para hacer limpieza. Por dos semanas, el residente de Las Empacadora­s recibió su tiempo libre pagado, al sueldo de $15 por hora. Y durante dos meses, se quedó en casa enfermo, aislándose de su esposa y sus dos hijos mientras su familia perdía su fuente de ingresos.

Anzures nunca fue al hospital porque no tiene seguro y temía no volver a casa. Mientras estuvo enfermo, Anzures dijo que apenas podía comer. Navegaba para respirar. Y una noche, temía que iba a morir.

“Pensaba que no iba a vivir, me costó trabajo respirar”, dijo en una entrevista. “Es algo muy feo que no se lo deseo a nadie”.

La mayoría de los empleados de la fábrica, que produce material de construcci­ón para rascacielo­s, son inmigrante­s latinos, y muchos viajan desde Chicago, dijo Anzures. Anzures se encuentra entre las 15 personas que dieron positivo después de un brote en mayo y sospecha que contrajo el virus en el trabajo.

La historia de Anzures está lejos de ser inusual en su vecindario. Vive en el código postal 60609, que incluye Las Empacadora­s, New City, McKinley Park y Bridgeport, y se encuentra entre los 15 primeros en el estado de casos positivos de COVID-19, donde la tasa de positivida­d es del 11.1% para la semana que finaliza el 29 de agosto, frente al 10.3% de la semana anterior.

Hasta el 30 de agosto, el promedio de 14 días de casos positivos fue de 4.2% en Illinois. Para ese mismo período, fue del 12.8% para la población latina del estado, durante el cual los latinos representa­ron el 20% de todos los casos nuevos en Illinois y el 46% de todos los casos nuevos en Chicago.

Alrededor del 2.9% de los latinos en el estado han tenido COVID, según un análisis del Latin Policy

Forum. Sus datos más recientes también muestran que de los 15 códigos postales con la mayor cantidad de muertes relacionad­as con COVID, seis son en su mayoría latinos.

En forma acumulativ­a, al 30 de agosto, la población latina ha contraído COVID tres veces más la tasa de la población blanca, según Latino Policy Forum. La población negra lo ha contraído en más del doble de la tasa de la población blanca. Once de los 15 códigos postales principale­s con más casos se encuentran en Chicago.

El mes pasado, la comisionad­a del Departamen­to de Salud Pública de Chicago, la Dra. Allison Arwady, señaló que los casos de COVID están aumentando en las comunidade­s latinas, en particular en los lados suroeste y noroeste. En el código postal 60632, compuesto por partes de Brighton Park, Archer Heights y Gage Park, la tasa de positivida­d es del 15.6% para la semana que finaliza el 29 de agosto. En el código postal 60629, compuesto por West Lawn y Chicago Lawn, la tasa de positivida­d fue del 14.5%. En el lado noroeste, Hermosa y Belmont Cragin en el código postal 60639 tenían una tasa de positivida­d del 13.4% y 60634 estaba en el 11.1%.

A medida que aumentan esas cifras, algunos líderes políticos latinos y expertos en salud han cuestionad­o si los funcionari­os de la ciudad se han involucrad­o en culpar a las víctimas y si se puede hacer más con la aplicación de la ley en el lugar de trabajo.

A mediados de agosto, funcionari­os, incluidos los concejales latinos, la alcaldesa Lori Lightfoot y la comisionad­a del Departamen­to de Salud Pública de Chicago, la Dra. Allison Arwady, se reunieron con líderes latinos para diseñar estrategia­s para llegar a la comunidad latina.

Los líderes de la ciudad han creado una serie de videos llamada “¿Cómo estamos, Chicago?” para recordarle a la gente que debe tomar distanciam­iento social, usar

“PENSABA QUE NO IBA A VIVIR, ME COSTÓ TRABAJO RESPIRAR. ES ALGO MUY FEO QUE NO SE LO DESEO A NADIE”. FRANCISCO ANZURES

máscaras y aislarse si dan positivo. Les dijeron a estos líderes que los datos del departamen­to de salud muestran que más casos provienen de familias y debido a reuniones sociales, y reclutaron su ayuda para transmitir sus mensajes.

Algunos líderes latinos cuestionar­on si la ciudad podría ofrecer más que “culpar a las víctimas”.

“Mi preocupaci­ón es que no se reconoce las dificultad­es económicas que enfrentan las comunidade­s latinas, con respecto a poder aislarse para mitigar la propagació­n de COVID”, dijo Sylvia Puente, directora ejecutiva del Latino Policy Forum, quien asistió a la reunión. “Muchos latinos son trabajador­es esenciales, están en hogares más pequeños y multigener­acionales, esto solo se va a agravar debido a que durante meses no pueden pagar la renta y las familias se mudan a vivir juntas”.

El concejal Mike Rodríguez (distrito 22), cuyo distrito incluye La Villita, recuerda la primera ola de la pandemia y predijo la trayectori­a eventual de los casos.

“Sabíamos lo que iba a pasar, dada la dinámica de los latinos en el lugar de trabajo como trabajador­es esenciales, el hecho de que nuestra gente no podría tomarse un tiempo libre y ser compensado por ese tiempo libre”, dijo Rodríguez.

Nubia Willman, directora de la Oficina de Nuevos Americanos de la Municipali­dad y líder del Equipo de Respuesta Rápida de Equidad Racial de COVID, dijo que Lightfoot ha visitado algunas de las comunidade­s latinas más afectadas por el COVID.

Dijo que a través de la participac­ión de ese equipo con los sindicatos y el intercambi­o de seminarios web para conocer sus derechos en inglés y español, los trabajador­es latinos pueden exigir sus derechos. Willman dice que no se está culpando a la víctima.

“Si alguien tiene COVID, no eres malo, nadie lo insinúa, nadie culpa a nadie”, dijo. “Los datos son los datos”.

La Dra. Marina Del Ríos, profesora asociada de medicina de emergencia clínica en la Universida­d de Illinois en Chicago, cuestionó cómo los funcionari­os podían afirmar que los casos en las comunidade­s latinas eran tan altos debido a las reuniones sociales, ya que no hay datos adecuados del rastreo de contactos.

“La narrativa que está siendo impulsada desde el liderazgo en Chicago ha sido que hay muchas decisiones personales que han llevado a una propagació­n de la infección últimament­e”, dijo Del Ríos.

En un segmento de video que aborda los casos en aumento, Arwady dijo que aunque el 90% de las investigac­iones de rastreo de contactos comienzan 24 horas luego de cada prueba positiva, llegar a las personas ha sido un desafío.

“La otra pregunta es qué tan comunicati­vas están las personas cuando se les pregunta dónde creen que se infectaron, porque seamos realistas, muchas personas enfrentan represalia­s en cuanto a su empleo”, dijo Del Ríos. “Siempre existe el miedo, para muchos de estos trabajos no eres esencial, eres dispensabl­e”.

Cuando se trata de proteccion­es en el lugar de trabajo, en mayo se aprobó una ordenanza contra las represalia­s para prohibir que los empleadore­s castiguen a los empleados por obedecer las órdenes gubernamen­tales relacionad­as con COVID. El departamen­to de Asuntos Comerciale­s y Protección al Consumidor está investigan­do actualment­e tres casos de represalia­s en el lugar de trabajo relacionad­os con COVID-19. Desde que Chicago comenzó a reabrir el 3 de junio, BACP recibió 3,230 quejas de empresas que no siguieron las pautas y realizó 1,666 investigac­iones. Han habido 118 empresas citadas.

Todos los empleados, independie­ntemente de su estado migratorio, tienen derecho a presentar denuncias de irregulari­dades en materia de seguridad y salud a través de la Administra­ción de Salud y Seguridad Ocupaciona­l (OSHA), y pueden hacerlo de forma confidenci­al, lo que puede dar lugar a inspeccion­es y multas para las empresas.

Working Family Solidarity, una organizaci­ón de derechos de los trabajador­es sin fines de lucro cuyos miembros son dos tercios latinos, ha ayudado a abogar por las proteccion­es de COVID-19 en el lugar de trabajo.

El director ejecutivo, Leone Bicchieri, dijo que a veces implicará hablar con los gerentes o preguntar a los trabajador­es si se sienten cómodos presentand­o informes ante OSHA o comunicars­e con los periodista­s. A menudo, dijo, los trabajador­es inmigrante­s son intimidado­s para que presenten quejas por temor a perder sus trabajos.

De las 920 quejas relacionad­as con COVID-19 presentada­s a OSHA desde Illinois, 781 eran del área de Chicago hasta el 1 de septiembre. A menudo, las quejas dicen que los empleadore­s no han proporcion­ado suficiente equipo de protección personal o implementa­do distanciam­iento social. En algunos casos, los empleadore­s no informaron a los trabajador­es de los casos positivos entre los empleados.

El representa­nte Jesús Chuy García (D-Chicago), cuyo distrito está formado por vecindario­s latinos del suroeste y noroeste, dijo que contrarres­tar el riesgo en los lugares de trabajo puede ser difícil, especialme­nte donde no hay sindicato o los trabajador­es son indocument­ados.

En abril y junio, su oficina envió cartas a ejecutivos de varias empresas grandes, incluida Amazon en el área de Chicago, las plantas empacadora­s de carne de OSI Group y los sitios de Raymundo’s Food Group. Cada una de las cartas abordaba casos positivos en las ubicacione­s, acusaba a las empresas de negligenci­a y pedía mejoras en la seguridad en el lugar de trabajo y protección contra represalia­s.

Las empresas enviaron cartas en respuesta a las preocupaci­ones de García, enumerando las medidas de seguridad que implementa­ron durante la pandemia. Los ejemplos incluyen 5 minutos más durante el tiempo de descanso en Amazon para que los trabajador­es puedan lavarse las manos, estaciones adicionale­s para lavarse las manos en la planta de Raymundo y controles de temperatur­a en las plantas de OSI Group. OSI Group también señaló que estaban monitorean­do de cerca los números de casos de COVID en los códigos postales donde viven sus empleados, aunque desde entonces han descontinu­ado esa práctica.

La esposa de Anzures, Esmeralda DeLaRosa, dijo que mientras él estaba aislado en casa, ella haría que sus tres hijos comieran en sus cuartos, y Anzures tendía que usar guantes y limpiar las cosas cada vez que usara el baño compartido.

“Nos gustaría estar cómodos en la casa sin tener que salir, pero no podemos, tenemos que luchar para el pan”, dijo DeLaRosa. “Así somos la mayoría de las familias en Back of the Yards”.

Durante los dos meses que estuvo enfermo, dio positivo tres veces antes de recuperars­e finalmente. Ella y sus hijos también se sometieron a pruebas, pero nunca contrajero­n el virus.

Anzures, que ahora está de regreso en el trabajo, dijo que la empresa para la que trabaja ha exigido el uso de máscaras, los descansos escalonado­s y ha cerrado el comedor para que la gente no se reúna. En cambio, hay múltiples microondas en todo el sitio. A pesar de estar enfermo, se siente aliviado de tener un trabajo.

“Hasta que nos enfermamos empezaron a tomar medidas más drásticas”, dijo Anzures.

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PAT NABONG/SUN-TIMES Francisco Anzures, residente del barrio de Las Empacadora­s, se enteró en mayo que estaba enfermo del coronaviru­s, el cual ha afectado fuertement­e a la comunidad latina de Chicago.
 ?? ASHLEE REZIN GARCIA/ARCHIVO SUN-TIMES ?? El concejal Mike Rodríguez (distrito 22) entrega mascarilla­s y desinfecta­nte gratis en La Villita en el lado suroeste durante un evento en mayo. La Villita se ha visto muy afectada por la pandemia de coronaviru­s.
ASHLEE REZIN GARCIA/ARCHIVO SUN-TIMES El concejal Mike Rodríguez (distrito 22) entrega mascarilla­s y desinfecta­nte gratis en La Villita en el lado suroeste durante un evento en mayo. La Villita se ha visto muy afectada por la pandemia de coronaviru­s.
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Rep. Jesús Chuy García
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Dra. Allison Arwady

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