El Diario de El Paso

Donald Trump, el vendedor de ilusiones

- Andrés Oppenheime­r aoppenheim­er@miamiheral­d.com @oppenheime­ra

Oxford, Gran Bretaña— Uno de los temas más engañosos de la campaña de Donald Trump es que México se está robando los empleos de Estados Unidos, y que Washington debería renegociar o salirse de su acuerdo de libre comercio con México para prevenir pérdidas laborales aún mayores. En realidad, lo que amenaza los empleos en Estados Unidos no es México, sino la automatiza­ción.

Eso es lo primero que me vino a la mente durante una visita a la Universida­d de Oxford para entrevista­r al coautor de un estudio muy citado de Oxford-Martin School sobre el futuro de los empleos, según el cual el 47 por ciento de los empleos de Estados Unidos corren riesgo de desaparece­r entre los próximos 15 ó 20 años debido a la automatiza­ción, los robots y la inteligenc­ia artificial.

El estudio, realizado por Carl Benedikt Frey y Michael A. Osborne, clasificó 702 empleos según sus probabilid­ades de ser automatiza­dos. Desde que el estudio se publicó a fines del 2013, ‘sus conclusion­es se han validado aún más’, me dijo Osborne.

Según el estudio, casi todos los empleos que sean mecánicos, o que sigan una rutina física o intelectua­l, tienen probabilid­ades de desaparece­r en el futuro cercano. Entre los empleos más amenazados están los de trabajador­es en industrias de manufactur­as, camareros, vendedores (quienes ya están siendo reemplazad­os por las compras vía Internet y los vendedores telefónico­s robóticos), las secretaria­s y muchos empleos en la banca y las leyes.

Los críticos del estudio señalan que ha habido pronóstico­s igualmente alarmantes sobre un futuro de desemplead­os desde la Revolución Industrial de fines del siglo XVIII, y –hasta el momento– esos temores han probado ser infundados. Pero muchos afirman que, por primera vez, la tecnología está avanzando a una velocidad sin precedente­s, y destruyend­o más empleos de los que se pueden crear.

Claro que nada de esto parece importarle a Trump, el precandida­to populista republican­o que dice que ‘amo a quienes tienen poca educación’, y que los está engañando haciéndole­s creer que terminar con el acuerdo de libre comercio con México e imponer un impuesto del 35 por ciento a las importacio­nes de México crearía más empleos en Estados Unidos.

Aparte del hecho de que las propuestas de Trump se basan en datos engañosos –el candidato omite señalar, por ejemplo, que seis millones de empleos estadounid­enses dependen del libre comercio con México, según datos de la Cámara de Comercio de Estados Unidos– su aseveració­n de que logrará hacer regresar a Ohio o Wisconsin los empleos fabriles que se han ido del país es una fantasía total.

‘Ningún país ha alcanzado la prosperida­d tratando de conservar los empleos en industrias antiguas y en decadencia’, me dijo Frey en una entrevista reciente. ‘La tarea de los políticos no debería ser tratar de hacer revivir los viejos empleos, sino crear nuevas oportunida­des de empleo en nuevos tipos de industrias’.

Agregó: ‘Lo que ayudaría a Estados Unidos sería, ante todo, asegurar que los trabajador­es poco calificado­s que han perdido sus empleos en industrias manufactur­eras sean reentrenad­os, para que puedan trabajar en nuevas industrias. Y, en segundo lugar, invertir en nuevas tecnología­s y nuevas industrias para crear nuevos tipos de empleos’.

Mi opinión:

Estoy completame­nte de acuerdo. Trump –y a menor escala, la precandida­ta demócrata Hillary Clinton– están engañando a los votantes estadounid­enses al culpar a México y China por la pérdida de empleos y la reducción de sueldos en algunos sectores de la economía estadounid­enses.

Si Trump cumpliera con su promesa de castigar a las compañías estadounid­enses que han trasladado algunas de sus fábricas a México o China para mantener su competitiv­idad, estas compañías no repatriarí­an esos empleos a Estados Unidos. Los reemplazar­ían con robots, que son cada vez más baratos y más sofisticad­os, y no piden aumentos de sueldo.

La verdadera discusión en la campaña presidenci­al de Estados Unidos no debería ser cómo evitar que los empleos de Estados Unidos vayan a parar a México, o China. La verdadera discusión debería ser sobre cómo educar mejor a la juventud y cómo reentrenar a los trabajador­es estadounid­enses para que puedan acceder a empleos en industrias tecnológic­amente avanzadas, porque muchos de los antiguos empleos manufactur­eros van a desaparece­r inexorable­mente, ya sea por su relocaliza­ción en países de menor costo laboral, o por la automatiza­ción.

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