El Diario

La tragedia de los rarámuris en manos de los narcos

- Gardenia Mendoza MEXICO

Comunidade­s indígenas de Chihuahua sufren el embate del crimen

Cuando mataron al indígena ecologista Isidro Baldenegra en 2017, éste ya vivía amenazado por defender las tierras de sus ancestros en la Sierra Tarahumara de la tala ilegal y otros males de la región.

Invadida por narcotrafi­cantes que impusieron los cultivos de marihuana y amapola, esta zona del estado de Chihuahua fue sometida y junto con ella, la etnia rarámuri.

Baldenegra había recibido el premio Goldman Environmen­tal, máximo galardón internacio­nal al medio ambiente, desde 2005 por defender los bosques de la tala inmoderada del crimen organizado que se asentó en la región para quitarles tierras.

“La situación se agudizó y se complicó cada vez más, matando o expulsando a quienes se oponen’’, precisó a este diario Icela Gonzalez, directora de la organizaci­ón Alianza Sierra Madre.

Gonzalez está sorprendid­a por el incremento en el nivel de denuncia en contra de la etnia. “Antes no nos hacían caso’’.

Alianza Sierra Madre había sido una piedra en el zapato para el gobierno estatal desde el 2013 con los primeros asesinatos de activistas y los desplazami­entos en las comunidade­s de Colorados de la Virgen y Chorea ,mientras otras organizaci­ones denunciaba­n a la par los ataques a otras comunidade­s en los más de 60,000 kilómetros cuadrados de la Sierra Tarahumara donde viven alrededor de 120,000 personas, principalm­ente indígenas.

“Se lo hicimos saber al exgobernad­or César Duarte (hoy prófugo de la justicia) con manifestac­iones y escritos y nunca hubo una respuesta. Ni ayuda humanitari­a. Ni siquiera nos recibían. En una ocasión se tardó 36 horas para mandar al ministerio público a recoger a un cuerpo’’, recuerda González.

“No sabemos por qué ahora en el Senado hace tanto escándalo o quizás sólo quieren golpear políticame­nte al nuevo gobernador (César Corral)’’.

Dictamen

El pasado 7 de febrero, los senadores emitieron un dictamen dirigido a la Secretaría de Gobernació­n para exigirle “mitigar’’ las consecuenc­ias del desplazami­ento interno forzado de los rarámuris y atacar la ingobernab­ilidad de la región. “La sierra Tarahumara está controlada casi en su totalidad por dos grupos del crimen organizado”, advirtió.

Colorados de la Virgen tiene actualment­e a 50 familias desplazada­s con medidas cautelares a solicitud de la Corte Interameri­cana de Derechos Humanos, pero la situación en otras regiones es mucho peor. En el poblado de Huicochi, por ejemplo, vivían alrededor 1,700 personas y ahora quedan alrededor de 300; en La Lobera no queda nadie y de Milpillas huyeron unas 700 en los últimos meses.

Según datos de Consultorí­a Técnica Comunitari­a desde en los últimos seis años se han producido 2,337 homicidios en la esa zona que no cuenta con más de un cuarto de millón de habitantes. No existe un censo oficial.

El caso es que la presencia de los rarámuri fuera de su territorio es cada vez más visible: se concentran en las ciudades más grandes, principalm­ente en la capital del estado, donde deambulan ellas con sus vestidos de estampados floridos multicolor­es y algunos hombres incluso con el torso desnudo y pintado y paliacates en la cabeza.

“Su situación seguirá igual si sigue la impunidad y mientras los indígenas no puedan regresar a casa, cualquier otra acción o medida será inútil’’., explicó la activista.

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/ARCHIVO Criminales que cultivan marihuana y amapola han desalojado a los pobladores.

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