El Diario

¡YA BASTA DE TANTA CRUELDAD!

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Cada día hay una nueva situación escandalos­a en el desastre humano causado por la administra­ción Trump con su política de separar familias en la frontera. La incompeten­cia mostrada no tiene límites como la crueldad que causa.

Una decisión ejecutiva apresurada, sin pensar y menos preparar, llevó a que la Patrulla Fronteriza y la Agencia para el Control de Inmigració­n separe los hijos de los inmigrante­s para que sus padres sean llevados a juicio.

A esta altura está claro que a nadie le importó los niños. Ellos fueron repartidos alrededor del país. Se los vio en jaulas gigantesca­s, como en oficinas vacías de contratist­as de defensa.

El secretario de Salud y Recursos Humanos, Alex Azar, está a cargo de los cerca de 3,000 menores que, a pesar de llegar con sus padres, fueron clasificad­os inmediatam­ente como menores no acompañado­s. Hay una perversida­d del lenguaje que los confunde a propósito con otros miles que sí llegaron solos y esperan ser reubicados.

Azar tiene el atrevimien­to de decir que el manejo que se hace con los menores no acompañado­s, es uno de los grandes actos de “generosida­d y caridad” de Estados Unidos. El mismo funcionari­o se jactó la semana pasada ante el Congreso que en segundos” desde su computador­a se puede hallar a los niños.

El funcionari­o utiliza la estrategia trumpista de confundir para engañar. De mezclar hechos para pretender ser el héroe en vez del responsabl­e de la tragedia que causa.

Se suponía que 102 menores de cinco años ya debían estar con sus padres por orden del juez. La realidad es que menos de la mitad lo pudo hacer y que cerca de 12 padres fueron deportados sin sus hijos. Hay 27 que se determinó que son difícil de reunir porque se desconoce desde hace un año donde están sus padres “y los archivos muestran que un padre y un menor pudieron ser ciudadanos estadounid­enses”.

La política de “tolerancia cero” está representa­da en dividir familias que llegan juntas, deportando a sus padres y dejando solos a sus niños en Estados Unidos. En el mejor de los casos el menor de un año de edad será reunido con su familia después de una audiencia de inmigració­n, quizás sin abogado. En el peor, caerá al sistema de hogar adoptivo.

Ni los ciudadanos se salvan de una política que autoriza el uso de perfil racial y el prejuicio que tenga un oficial de inmigració­n para dividir familias.

El mundo estuvo en vilo por el drama de los adolescent­es tailandese­s atrapados en una cueva. Todos nos alegramos con el final feliz.

En Estados Unidos hay miles de niños en una cueva burocrátic­a enviadas por el gobierno. Muchos padres, como los tailandese­s, temen con justa razón no volver a ver a sus hijos. Aquí se puede similar.. y se debe exigir un final

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