RACISMO INCRUSTADO EN LA POLÍTICA
Hace unos días el racista David Duke respaldó el comentario de la conservadora Laura Ingraham, de la cadena Fox, donde atacó a los inmigrantes diciendo que su presencia hace que Estados Unidos “no sea el país que todos amamos”.
Es una señal de los tiempos que corren. Un ex líder del Ku Klux Klan abiertamente alaba lo dicho por la conductora de uno de los programas noticiosos de mayor audiencia que se destaca por defender a rajatablas al presidente Donald Trump.
El racismo que antes corría por las sombras del debate político en nuestro país, asomó la cabeza y se instaló en primera fila, a plena luz del día.
Los separatistas, los supremacistas blancos y todos aquellos que culpan a las minorías y extranjeros de sus frustraciones se sienten representados por el presidente. Se ven como los votantes que llevaron a este tipo de republicano a la Casa Blanca.
A un año de los incidentes durante la manifestación de la ultraderecha en Charlottesville, Virginia, la ciudad declaró Estado de Emergencia para evitar las marchas nocturnas con antorchas, consignas antisemitas, y la violencia que mató a una manifestante anti racista.
Hoy este tipo de odio llegó a la competencia en las urnas, en este año electoral. Hay individuos con antecedentes que antes no se habrían atrevido a postularse.
Por ejemplo, el candidato republicano al Senado federal, Corey Stewart, de Virginia. Es un nostálgico de la era esclavista que tiene lazos con los neonazis organizadores de la marcha de Charlottseville. Y el supremacista blanco, Russell Walker que aspira a Cámara de Representantes estatal de Carolina del Norte.
Entre los candidatos y aspirantes a la Cámara Baja en Washington está el integrante del Partido Nazy Americano, Arthur Jones, de Illinois. El antisemita John Fitzgerald de California y Paul Nehlen de Wisconsin, que fue expulsado de Twitter por racista.
En varios casos el Partido Republicano se distanció oficialmente de estas candidaturas. El problema es que a lo largo del tiempo la organización cobijo en sus filas al racismo que hoy es la base de estos candidatos.
Los republicanos no tienen inconvenientes con figuras como el congresista Steve King, quien además de ser una rabioso anti inmigrante, repite en su twitter el mensaje de neonazis europeos.
Es más, los republicanos alimentaron el racismo que cuestionaba si realmente era estadounidense el primer presidente afroamericano de EEUU. La estrategia de odio fue tan exitosa que llevaron a la Casa Blanca a la principal figura de ese movimiento.
La manifestación Unite the Right 2, se realizará este domingo cerca de la Casa Blanca. Allí está el Presidente que cree que un racista, antisemita y neonazi es parecido a alguien que se opone a todo eso. Es una tragedia que ahora el odio se sienta como en casa.l