Federer, como el vino: más viejo y mejor
El tenis de Roger Federer es indudablemente como un buen vino, cuanto más tiempo pasa sabe mejor.
Próximo a cumplir 36 años el 8 de agosto y siendo ya padre de cuatro hijos, el suizo ganó su octavo título individual en el Abierto Británico para consagrarse como el más ganador sobre el majestuoso césped del All England Club de Wimbledon, donde el estadounidense Pete Sampras y el británico William Renshaw quedaron relegados con siete en el rico historial del legendario torneo, que se disputa desde 1877.
Federer, quien ahora apunta también a recuperar el número uno del ránking mundial, además es quien más títulos individuales ha ganado en los cuatro torneos del Grand Slam. Sumó el 19no de su increíble carrera y ya nadie debería dudar de su condición como el mejor tenista de la historia, por más que él todavía tenga intenciones de agrandar su leyenda.
Esta vez ganó el título casi sin sudar. Ni siquiera cedió un set en todo el torneo y en la final del domingo aplastó en sets corridos a Marin Cilic por 6-3, 6-1 y 6-4 en tan sólo una hora y 41 minutos. Es cierto que el grandote croata no pudo jugar al máximo de su capacidad ya que estaba afectado por una lesión, pero eso tampoco quita crédito a la verdadera clase de tenis que ofreció Federer, quien venía de ausentarse del Abierto de Francia, que se disputa sobre polvo de ladrillo, para llegar a Inglaterra en una condición física ideal y bien adaptado al césped, superficie sobre la cual potencia su estilo de juego, aunque no se coronaba ahí desde 2012.
Sin dudas este título también tuvo un sabor muy especial ya que Federer se convirtió en el campeón más viejo de Wimbledon en la era abierta del tenis profesional.
En una lucha sin cuartel en la cima del ránking en las últimas temporadas junto al español Rafael Nadal, el serbio Novak Djokovic y el escocés Andy Murray, quienes fueron quedando en el camino en esta edición, Federer volvió a resurgir.
Mantenerse tan alto frente a semejante competencia en esta ‘época dorada’ del tenis hace que su grandeza vaya más allá de los números y las estadísticas. Sin dudas, es el más grande de la historia.