LA BENDICIÓN DE ESPERAR EN DIOS
Vivimos en un mundo supersónico, vamos a la velocidad del sonido, todo lo queremos inmediatamente. Ahora, el internet lo queremos de alta velocidad y pagamos un extra para que así sea. Queremos la comida instantánea, rápida, no hay tiempo de cocinar. Vivimos como desesperados, utilizamos químicos para que las plantas crezcan más rápido de lo normal y den sus frutos en el menor tiempo posible y así hacemos con los animales con los cuales nos alimentamos.
Lo mismo nos pasa cuando le pedimos algo a Dios, queremos que nos responda al instante, no hay tiempo de espera y por esta razón muchos hemos perdido la fe y esperanza en él. Se nos olvida que el esperar es la pieza o parte importante de nuestra fe. Es así como las sagradas escrituras definen la fe: es la certeza de lo que se “espera”, la convicción de lo que no se ve.
En mi vida personal he tenido que aprender este principio, me ha cos- tado mucho. Les cuento mi secreto, pero por favor no se lo digan a nadie. Soy impaciente y no me gusta esperar, tuve que esperar 12 años para ver nacer a mi primer nieto, durante este tiempo no perdí la fe, seguí orando dando gracias a Dios por la respuesta, pero al final el Señor me dio esta gran bendición. En otra oportunidad tuve que “esperar” 17 años para que la respuesta llegara y gloria a Dios llegó.
Al “esperar” en Dios le demostramos que confiamos en Él, forma nuestra carácter, nos madura, le demostramos que le creemos y aunque muchas veces la respuesta es no (me ha pasado), sigo creyendo en sus promesas. No perdamos la fe, sigamos adelante, reciba a Jesucristo como su Salvador.
Se me portan bien y buen genio.