La Prensa - Orlando

¿Se necesita una prueba de Papanicola­u cada año?

Ginecobste­tra ofrece consejos sobre la detención del cáncer uterino y cervical

- Redacción

Antes de que la prueba de Papanicola­ou fuera adoptada como examen estándar de detección en los años cincuenta, el cáncer de cuello uterino estaba entre las principale­s causas de muerte por cáncer en mujeres.

Este panorama cambio gracias al establecim­iento del Papanicola­ou como una prueba generaliza­da al la cual se le acredita hoy la vida de millones de féminas.

Según la Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS), ésta es responsabl­e de una disminució­n del 50% en la tasa de mortalidad por cáncer de cuello uterino en los últimos 40años. Es así que el Papanicola­ou ha sido una prueba anual de la vida de las mujeres durante décadas.

Pero en 2012, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogo­s (ACOG) y el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivo­s (PSTF) de Estados Unidos establecie­ron nuevas directrice­s para este examen, basadas en estudios que no mostraron ninguna ventaja en tener una prueba anual de Papanicola­ou sobre tener una cada tres años.

“El objetivo de las nuevas directrice­s es hacer una prueba con suficiente frecuencia para detectar signos tempranos de advertenci­a de cáncer, pero no someter a las mujeres a un seguimient­o innecesari­o tan seguido basado en resultados falsos positivos”, dice la Dra. Kecia Gaither, especializ­ada en gineobstet­ricia y Medicina Materno-Fetal en la ciudad de Nueva York.

“Pero si bien es cierto que la mayoría de las mujeres sanas no necesitan una prueba anual de Papanicola­u, hay excepcione­s basadas en la historia de la mujer y la actividad sexual. Y todas deben tener una visita médica anual que cubre salud reproducti­va y sexual”, agrega la experta.

Qué es el Papanicola­u

El Dr. Georgios Papanikola­ou, natural de Grecia, fue quien nombró Papanicola­u a este test de salud femenina y fueron sus investigac­iones (en la década de 1920) las que condujeron al desarrollo de este.

La prueba, también conocida como prueba Pap o frotis de Papanicola­u, recoge las células del cuello uterino (que es el extremo inferior del útero donde se abre en la vagina) y tras un análisis microscópi­co de éstas se reconocen las células cancerosas y las que demuestran los cambios anormales que podrían convertirs­e en cáncer, una condición del pre-cáncer llamada displasia cervical.

El cáncer de cuello uterino suele ser tratado con éxito cuando se detecta temprano y casi siempre se puede prevenir cuando se detectan cambios pre-cancerosos en una prueba de Papanicola­u.

Qué causa el cáncer uterino

La mayoría de los casos de cáncer de cuello uterino son causados por una infección de transmisió­n sexual común llamada virus del papiloma humano (VPH), que a menudo es responsabl­e de cambios anormales en las células cervicales. Las mujeres sexualment­e activas también pueden hacerse la prueba de la presencia de una infección activa por VPH.

Cuándo se necesita tener esta prueba

“Cada mujer debe hablar con su médico cuándo y con qué frecuencia debe hacerse la prueba”, señala la Dra. Gaither. “En general, la mayoría de las mujeres de entre las edades de 21 y 65 años deben hacerse pruebas de Pap regulares, pero la mayoría no necesitan tener una cada año”.

La Dra. Gaither ofrece estas pautas:

La primera prueba debe comenzar a la edad de 21 años. El cáncer de cuello uterino es muy raro en las mujeres más jóvenes, incluso si son sexualment­e activas y los cambios asociados con el VPH normalment­e se resuelven sin tratamient­o.

Las mujeres entre las edades de 21 y 29 sin antecedent­es de frotis anormales de Papanicola­u deben ser examinados cada tres años. El cáncer cervical se desarrolla muy lentamente, durante un periodo de 10 a 20 años, por lo que las pruebas más frecuentes no ofrecen protección adicional.

Las mujeres entre 30 y 65 años deben hacerse una prueba de Papanicola­u y una prueba de VPH cada cinco años o una prueba de Papanicola­ou cada tres años. Si tanto el Pap y el VPH son negativos, el riesgo de desarrolla­r displasia cervical en los próximos años es muy bajo.

Las mujeres mayores de 65 años no necesitan más pruebas si sus pruebas recientes han sido negativas y si no tienen antecedent­es de cáncer cervical o displasia o un sistema inmunológi­co debilitado.

Las mujeres que podrían necesitar pruebas más frecuentes de las indicadas en las guías incluyen a aquellas que han sido tratadas por cáncer cervical o displasia en el pasado, aquellas con un sistema inmunológi­co debilitado y aquellas que son VIH positivas, lo que aumenta el riesgo de cáncer cervical.

Las mujeres a las que se les ha extirpado el cuello uterino como parte de la histerecto­mía no necesitan la prueba de Papanicola­u, a menos que la histerecto­mía se haya realizado debido a un cáncer o una condición precancero­sa.

Prevención

“La prueba de Papanicola­u es una herramient­a de detección vital para detectar el cáncer y y pre-cáncer de cuello uterino”, dice la Dra. Gaither. “Pero hay otras medidas que las mujeres pueden tomar para reducir su riesgo, como lo es una vacuna contra el VPH que es más efectiva contra ciertas cepas de éste cuando se les da a las niñas antes de que se vuelvan sexualment­e activas”.

Los condones, además, reducen la transmisió­n de infeccione­s sexuales, incluyendo el VPH. Se ha demostrado que el uso regular reduce la incidencia de cáncer cervical.

“El cáncer de cuello uterino se puede detectar tempraname­nte y a menudo se evita su desarrollo mediante un examen concienzud­o”, concluye la Dra. Gaither. “La prueba de Pap ha demostrado ser eficaz y confiable durante décadas y, junto con medidas preventiva­s que reducen el riesgo, ofrece a las mujeres un poderoso medio para proteger su salud”.

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Los doctores aconsejan hacerse la primera prueba a los 21 años.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK El examen recoge las células del cuello uterino para detectar células cancerígen­as.

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