Esquire (Spain)

Generación de los 80

Harrison Ford llega a la octava planta y lo hace en plena forma

- POR BELÉN ESTER

Cuando conocí a Harrison Ford tenía casi 70 años. En ese momento me produjo un efecto inenarrabl­e. Retraído, guapérrimo, educado... Me dio la enhorabuen­a por mi embarazo, me deseó que mi hija sacase mis ojos (sigo colorada) y se entregó por completo a la entrevista que más nerviosa he hecho jamás. Querido lector de Esquire –seguro que me entiendes–, permíteme fardar: he entrevista­do a Harrison Ford dos veces y sí, es una superultra­megaestrel­la de las que te dejan sin palabras.

Pocos hombres son capaces de provocar un efecto tan paralizant­e como él.Y me atrevo a decir que, con 80 años, sigue levantando pasiones, provocando emoción y sacándote los colores... Tiene los valores de ese selecto grupo llamado “uno de los nuestros”: es carismátic­o, discreto, eficaz... A los 56 años fue elegido el hombre vivo más sexi del mundo por la revista People.Y es que su sonrisa ladeada y su cicatriz en la barbilla siguen siendo irresistib­les.

Tímido hasta las orejas, hijo de católico y judía, fue un mal estudiante, se libró de Vietnam fingiendo locura, le echaron de Columbia por ser poco carismátic­o y se hizo carpintero. Pero en 1972, cuando un amigo común le presentó a George Lucas, su vida cambió para siempre y desde American Graffitti su carrera no hizo sino crecer y crecer con trabajos impecables, alejándose de los escándalos, siendo siempre discreto y profesiona­l, irradiando ese nosé-qué de quien solo quiere hacer bien su trabajo.Y punto.

Harrison Ford tiene, al menos tres personajes míticos: el mercenario estelar Han Solo; el agente Deckard de Blade Runner y el buscatesor­os irremediab­lemente genial Indiana Jones. También ha sido el agente secreto Jack Ryan, el presidente americano en Air Force One, médico en las espléndida­s Frenético y El fugitivo y, casi siempre, el héroe de las historias que protagoniz­a. Probó suerte en el melodrama romántico con Caprichos del destino o A propósito de Henry, pero siempre ha brillado más desarrolla­ndo cierta vis canalla, casi cómica, como en Armas de mujer y hasta en Único testigo, aunque en la comedia pura y dura patina. Es como esos actores tipo James Stewart que en el término medio del tipo medio es donde más brillan. Por eso le perdonamos algunos pecadillos como la cuarta de Indiana Jones (ojo, que viene la quinta).

Harrison Ford tiene todos los atributos del hombre Esquire por derecho propio: atractivo, vulnerable, misterioso, embaucador. Creedme, le he visto de cerca. Dos veces.

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Runner.
Harrison Ford, en su casa de Los Ángeles en 1981, leyendo un guion en el jacuzzi. Quizá fuera Blade Runner.
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