Hotel Guaminí Misión
Localizado em Puerto Iguazú, Argentina, sua arquitetura é uma réplica das construções das missões jesuíticas. O hotel, além de piscina com borda infinita, tem ainda um museu, cinema, academia, sauna, spa e restaurante – este aberto ao público.
Guaminí Misión Hotel: un “plato lleno” para la historia
Ubicado en Puerto Iguazú, Argentina, su arquitectura es una réplica de las construcciones de las misiones jesuíticas. El hotel, además de piscina con borde infinito, tiene un museo, cine, gimnasio, sauna, spa y restaurante – este último abierto al público.
Aprimeira sensação quando coloco o pé neste lugar é de voltar no tempo, mais precisamente ao ano de 1632. O sentimento que me vem ao adentrar as dependências do Hotel Guaminí Misión, em Puerto Iguazú, Argentina, é de nostalgia, mesmo nunca tendo vivido naquele ano. O local é uma réplica das missões jesuíticas – sítio arqueológico chamado de Ruínas de San Ignácio Miní, localizado a 250 quilômetros da Tríplice Fronteira. Declarado, em 1984, Patrimônio Mundial pela
Unesco, é hoje um dos principais atrativos da Argentina.
Em cerca de 18 hectares, San Ignácio chegou a abrigar quase cinco mil indígenas. Pouco tempo depois da expulsão dos jesuítas, entrou em colapso e foi abandonado pelos indígenas. A localidade acabou redescoberta em 1897 e, aproximadamente meio século depois, começou a receber restaurações.
Estive presente, a convite da Patricia Caballero – do Comercial e
Marketing – e Favio Mut – gerente-geral (muito obrigada!), que me chamaram para passar o final de semana nesse “prato” cultural – bem servido. Cheguei ao local para mais uma experiência hoteleira na Triplíce Fronteira, sendo recebida com minha programação no hotel. E a primeira era deixar as malas e conhecer meu quarto. Se o hotel remete ao século 16, os aposentos são contemporâneos. Amplos, eles possuem dois ambientes, o primeiro com sofá e smart TV, e o segundo com a cama, armários e outra smart TV – Netflix agradece!
Além de todos os quartos do hotel possuírem banheira no toalhete.
La primera sensación cuando puse un pie en este lugar fue de regresar en el tiempo, más específicamente al año 1632. El sentimiento que me viene al entrar a las dependencias del Hotel Guaminí Misión, en Puerto Iguazú, Argentina, es de nostalgia, aunque nunca viví en ese año. El lugar es una réplica de las misiones jesuíticas – sitio arqueológico llamado Ruinas de San Ignacio Miní, ubicado a 250 kilómetros de la Triple
Frontera. Declarado, en 1984, Patrimonio Mundial por la Unesco, es hoy uno de los principales atractivos de Argentina.
En unas 18 hectáreas, San Ignacio llegó a albergar casi cinco mil indígenas. Poco tiempo después de la expulsión de los jesuitas, entró en colapso y fue abandonado por los indígenas. La localidad fue redescubierta en 1987 y, aproximadamente medio siglo despues, comenzó a ser restaurada.
Estuve presente, a invitación de Patricia Caballero – de Comercial y Marketing – y
Fabio Mut – gerente general (¡Muchas gracias!), que me llamaron para pasar el fin de semana en este “plato” cultural – bien servido. Llegué al lugar para una nueva experiencia hotelera en la Triple Frontera, siendo recibida con mi programación en el hotel.
Y lo primero era dejar las maletas y conocer mi cuarto. Si el hotel remite l siglo XVI, los aposentos son contemporáneos. Amplios, poseen dos ambientes, el primero con sofá y Smart TV, y el segundo con la cama, closet y otra Smart TV - ¡Netflix agradece! Además de que todos los cuartos del hotel tienen tina.
Fui recebida com um mimo delicioso: uma jarra de suco de laranja e frutas da estação, com uma cartinha superfofa da Patricia e do pessoal do hotel. Era hora de conhecer as instalações. A primeira programação do roteiro foi visitar o museu. Sim, lá você pode inteirar-se mais sobre a cultura guarani, referente às missões jesuíticas, que com painéis, objetos e histórias que contam tudo de forma interativa. No fim do circuito, assiste-se a um belo filme 180° no cinema do local.
Segundo o meu roteiro, uma pausa para descansar até o fim da tarde. A cama, grande e confortável, acomodou-me para assistir TV, o que rendeu até um soninho.
Mas, seguindo o programa do fim de semana, era momento de degustar uma tábua de frios – em espanhol, picada – com azeitonas, queijos, salames, pães e uma cervejinha gelada. A vista? O pôr do sol na piscina com borda infinita para o Rio Paraná.
Me recibieron con una exquisita cortesía: una jarra de jugo de naranja y frutas de la estación, con una tierna cartita de Patricia y del personal del hotel. Era hora de conocer las instalaciones. Lo primero en la programación era visitar el museo. Sí, allí puedes enterarte más sobre la cultura guaraní, las misiones jesuíticas que, con paneles, objetos e historias, cuentan todo de manera interactiva. Al final del recorrido, verás una bella película de 180° en el cine del lugar.
Según mi itinerario, una pausa para descansar hasta el fin de la tarde. La cama, grande y cómoda, me acurrucó para ver televisión, y hasta aproveché de darme un sueñito. Pero, continuando el programa del fin de semana, era el momento de degustar una tabla de fríos
– o “para picar” - con aceitunas, quesos, salames, panes y una cervecita helada. ¿La vista?
La puesta de sol en la piscina con borde infinito hacia el Río Paraná.
GASTRONOMIA
A gastronomia do Guaminí é incrível. E é aberta ao público em geral – ou seja, você não precisa hospedar-se para experimentar pratos locais e fartos. Além do que, se você reservar para almoçar ou jantar no Guaminí, pode visitar o museu e se deliciar com as histórias também – o restaurante do jantar é uma réplica da igreja da Missão Jesuítica de Santíssima Trindade do Paraná – antiga redução jesuítica no Paraguai, perto de Encarnación, a aproximadamente 300 km da fronteira.
Na ocasião em que estive lá, experimentei pratos típicos, como os peixes de rios. E ainda um café da tarde regional – com produtos típicos da região, como o mate cocido, o mbeju, chipa, entre outros.
SPA
Anexa ao spa fica a academia, com vista incrível para o rio, e a sauna. Antes de finalizar minha experiência, fui recebida pela esteticista Marlene Sigal, que realizou em mim um procedimento super-relaxante com pedras. Foi difícil ir embora! Obrigada, Guaminí!
Gastronomía
La gastronomía Guaminí es increíble. Y está abierto al público general – es decir, no necesitas hospedarte para probar los abundantes platos locales. Además, si reservas para almorzar o cenar en el Guaminí, puedes visitar el museo y deleitarte con la historia también – el restaurante para cenar es una réplica de la iglesia de la Misión Jesuítica de la Santísima Trinidad de Paraná – antiguo asentamiento jesuítico en Paraguay, cerca de
Encarnación, a unos 300 kms. de la frontera.
Cuando estuve allí, probé los platos típicos, como los pescados de río. Y hasta un café de media tarde – con productos típicos de la región, como mate cocido, mbeju, chipa, entre otros.
Spa
Junto al spa está el gimnasio, con una increíble vista al río, y la sauna. Antes de concluir mi experiencia, fui recibida por la esteticista Marlene Sigal, que me realizó un procedimiento super relajante con piedras. ¡Fue difícil irme! Gracias Guaminí!