LA CASA AZUL Una casa en Melbourne nos muestra cómo habitar al estilo hygge en un ambiente sofisticado.
En Melbourne, esta casa es ejemplo de cómo se puede lograr un hogar sofisticado para llevar una vida hygge.
lLos suburbios más viejos de Melbourne fueron trazados durante la fiebre de oro de la época victoriana; y consisten en filas de cuadrantes ordenados por casas de ladrillo, que fueron diseñados calle por calle. Hoy en día, estas vías se encuentran repletas de frondosos árboles y, además, son muy cotizadas.
En el interior, esta casa no conserva vestigio alguno de su vida pasada; desde el exterior, el elegante jardín con su césped, sus arbustos y su fachada de ladrillo rojo oscuro no dan indicio de la viveza y el color que resguarda la morada.
Los dueños rompieron con la norma de Melbourne, la cual dicta que las viviendas de esta época debían ser renovadas, demoliendo los cuartos traseros y manteniendo las elegantes fachadas y habitaciones frontales, para poder construir extensiones modernas; una especie de “caja blanca” con techos altos, espacios iluminados y planos abiertos. En lugar de ello, se buscó obtener resultados más refinados: una casa que respondiera a las diferentes necesidades de una familia creciente.
Una morada que fuera cálida, diversa y acogedora. Así, sin cambios estructurales ni aportaciones arquitectónicas, la han logrado transformar en un espacio mucho más sofisticado.
Junto con su compañera de negocios, Fiona Richardson, Belinda Hall forjó un ethos de diseño basado en la idea de que los interiores deben reflejar una vida rica y polifacética; y que debe ser un lugar en el que muchas maneras de viajar y de vivir se junten, bajo el estilo de una casa familiar moderna, cuyos diversos espacios permiten que los habitantes se reúnan o se separen, dependiendo del mood de cada día.
El riesgo más grande en la decoración fue la elección de un azul oscuro de medianoche para la parte trasera de la casa. Esto creó calidez y permitió que diferentes espacios pudie
ran emerger. Dos muros tapizados con imágenes de enormes árboles del papel Etched Arcadia Mural, de Anthropologie, guían tenazmente hacia afuera de la cocina.
Una silla colocada al lado de la ventana —en una esquina—, y unas puertas francesas pintadas en el mismo tono azul oscuro proveen un bello contraste con los intensos verdes del jardín, así como con las piezas y los pisos en tonos pálidos, tal como el trinchador en madera clara, creado en la década de los cincuenta por Albert Guenot, diseñador principal de la tienda departamental francesa, Le Bon Marché.
Piezas especiales otorgan carácter a la casa: una vasija en cobre, una escultura de piedra o un cojín en lana, por ejemplo, le dan un toque de encanto al mobiliario, el cual fue diseñado para transmitir calma. “Mis experiencias favoritas en casa son cuando todos los miembros de la familia están compartiendo el mismo espacio; tal vez uno esté leyendo, otro dibujando, viendo televisión, cocinando, pero juntos al fin”, compartió Belinda. La calidez del color por las noches hace que las tardes frías de invierno en Melbourne se vuelvan mucho más acogedoras, sobre todo al prender la fogata en familia o con los amigos.
Para unir la parte trasera contemporánea de la vivienda con sus habitaciones originales, los dueños pintaron el amplio pasillo, continuando con el azul oscuro de medianoche hasta media pared. Se colocó además una cenefa en oro brillante, de la compañía australiana artesanal Porter’s Paints.
Los tonos que resuenan a un fresco de Giotto se le deben también a los diseñadores italianos de Studio Dimore. El oro combina con marcos de obras de arte en tonos dorados, incluyendo el retrato de la madre de Belinda que pintó su bisabuelo. La habitación principal exuda una calma por sí sola. Muros en ligeros tonos rosados crean espacio y ligereza, y piezas modernas contrastan con las formas arquitectónicas clásicas de las ventanas. La luminaria colgante Design Heure Lustre 3 Petit Cargo y las lámparas de noche de Lumina exudan una estética de relajación y sencillez absolutas. La paleta de colores es clásica: el rosa, el gris de la chimenea de mármol original y un toque vivo con el cubrecama en tono cítrico.
Esquinas en las cuales sentarse a leer, áreas para que los niños jueguen y armen espectáculos, espacio suficiente para reunir a muchos amigos, o para conseguir momentos de silencio después de una larga semana, son el éxito de esta innovadora transformación urbana que, a su vez, resulta también en un santuario espiritual.