ARTE Luz y movimiento
El aclamado escultor y pintor argentino, Julio Le Parc, experimenta, reflexiona e involucra al espectador a través de sus obras enigmáticas.
Hoy —y desde hace varias décadas— Julio Le Parc vive y trabaja en París. Pero todo empezó en su país de origen, Argentina. Nacido en 1928, en la localidad de Palmira (provincia de Mendoza), se mudó a Buenos Aires en 1942 con su madre y sus hermanos. De día, fue aprendiz obrero en una fábrica de marroquinería y de noche, se preparaba para aprobar el examen de ingreso a la Escuela de Bellas Artes. Después de lograrlo y de haber estudiado cuatro años y medio en la institución, Julio Le Parc la abandonó antes de obtener el diploma, rechazando el sistema de enseñanza general y la obediencia. Durante varios años, vivió al margen de la sociedad y de su familia, viajando en Argentina, frecuentando a anarquistas y marxistas e interesándose en el arte de vanguardia pero también en cuestiones sociales.
A mediados de los años 50, decidió volver a la Academia de Bellas Artes y, en 1958, encontró la oportunidad de ir a París —el centro artístico de la época—, gracias a la obtención de una beca. Allá creó el Grupo de Investigación de Arte Visual, con otros
La naturaleza nos da la noción del tiempo a través del color, a través de los cambios sucesivos, y el color es algo vivo que se multiplica con estas transformaciones JULIO LE PARC.
artistas como Demarco, García Rossi y Moyano, entre otros. Francia se volvió su país de adopción. Ganador del primer premio en la Bienal de Venecia en 1966, Julio Le Parc es ahora un artista de renombre internacional, quien expone regularmente en reconocidos museos y galerías de todo el mundo.
A través de su trabajo innovador, Julio Le Parc —considerado un pionero del arte óptico y cinético— compone experiencias a tavés de la luz y el movimiento. Concibe sus icónicos móviles alrededor de la idea del cambio. Como lo explica, todo —incluso la vida misma— es inestable, por lo que sus piezas no son únicas sino múltiples. Involucrar al espectador dentro de la obra es otro elemento esencial para Le Parc, quien a sus 90 años de edad continúa con la misma pasión por observar, analizar y crear arte audaz y cautivador. •