CONTRASTE EN EQUILIBRIO
En Perú, esta casa de dos bloques cuyas formas, colores y materiales son diferentes, fue inspirada en la arquitectura inca.
En Perú, esta vivienda de dos bloques fue inspirada por la arquitectura inca.
alas afueras de Lima, Cieneguilla es un lugar de campo ideal para sentir la liberación de la ciudad sin estar lejos de ella.
Los dueños de esta casa —una pareja con una hija— se enamoraron del terreno de casi mil 900 metros cuadrados, que se ubica en una quebrada, muy cerca de un río y casi frente a la laguna principal de una de las áreas más hermosas del condominio de lujo en el que se encuentra el proyecto. El peruano Martín Dulanto Sangalli fue también inmediatamente seducido por la pendiente y el desnivel del terreno, lo que le permitió imaginar una solución arquitectónica que escapa de lo convencional. “La idea fue adaptarnos a lo que encontramos. Nos enfocamos en ser perceptivos, entender el terreno, su entorno y, con base en eso, diseñar,” comentó el arquitecto Dulanto Sangalli.
Por el momento, los propietarios disfrutan de la casa los fines de semana y los meses de invierno, sin embargo, desde las primeras conversaciones con Martín, hablaron sobre la posibilidad de vivir ahí de forma permanente a futuro, así que el arquitecto lo tomó en cuenta para concebir los espacios.
“Conceptualmente, la vivienda se divide en dos bloques. El inferior (donde se ubican la zona de servicio y el área pública) fue planteado de manera orgánica, lo que se expresa a través de las formas y los materiales como el concreto expuesto y la manera rústica de trabajar. La intención fue
“En la casa se conjuga la arquitectura con la naturaleza, donde ambas se respetan y ninguna trata de competir ni opacar a la otra”, MARTÍN DULANTO SANGALLI.
mimetizar y relacionar el bloque a lo que el terreno es en sí. En contraparte, el segundo nivel que aloja los espacios privados (dormitorios y una sala de estar) fue planteado como una caja muy geométrica y lineal (para contrastar con el inferior), totalmente revestida de madera, para dar calidez de hogar y crear ambientes más íntimos”, destacó Martín.
Minimizar el impacto de la casa en su entorno y hacer que se perciba más chica de lo que realmente es —la superficie de la planta baja es de casi 172 metros cuadrados y la del segundo nivel es de un poco más de 200—, fue esencial para el arquitecto, quien usó colores y materiales naturales como pintura marrón vinculada con la tierra de la zona, piedra, concreto expuesto y madera. “El objetivo es que, poco a poco, la vegetación crezca de manera silvestre alrededor de la vivienda”, añadió Martín.
Por su sensibilidad y capacidad de entender, respetar y adaptarse a la naturaleza, la arquitectura inca fue la mayor fuente de inspiración del peruano. De manera un poco menos directa, el arquitecto quiso también hacer referencia a la monumentalidad de los templos griegos y romanos, lo que se nota en particular en el elemento favorito de Martín: “La escalera principal de la casa —que es un tipo de anfiteatro— es al mismo tiempo un detalle, un elemento y un espacio. Su forma al exterior se convierte en una pared curva en el interior de la sala. Es la respuesta de haber adaptado nuestra arquitectura a la topografía existente”.
El inicio del proyecto le encantó a Martín: el corte del terreno en la zona donde se iba a ubicar la casa. “Es en este momento donde uno afina ciertos detalles que son determinantes para el futuro del concepto. En esta etapa, terminas de moldear algo que conforma las bases de lo que después se volverá una casa que se podrá recorrer. Para mí, resulta apasionante”, expresó.
A través de un equilibrio de contrastes, Martín Dulanto Sangalli diseñó una vivienda que remite constantemente a la naturaleza, honrando el legado de las culturas ancestrales, junto con una visión contemporánea.