ENCUENTRO DE ERAS
En la Ciudad de México se alza una casa con una plástica llena de texturas que se acentúan gracias a la luz natural.
En la Ciudad de México se alza una casa con una plástica llena de texturas acentuadas por la luz.
“Nos entusiasma intervenir preexistencias y crear propuestas armónicas entre su pasado y una nueva vocación de uso”, LUCIANA DE LA GARZA.
revivir una antigua casona de los años 50 —de manera contemporánea, mientras se conserva la esencia de la época en la que se construyó— fue la tarea que emprendió Estudio Atemporal, equipo que concibió la Casa Milton, ubicada en la Ciudad de México. El inmueble pertenece a una joven pareja que comparte el gusto por el diseño, el arte y la decoración. Los creativos que restauraron y remodelaron la casona basaron su concepto arquitectónico en el análisis de la estética y en elementos preexistentes del período original del inmueble.
Al rescatar y reinterpretar estas características, dieron forma a un espacio con esencia contemporánea. Muestra de ello es el uso de las herrerías oscuras y el mobiliario. Además, eligieron una paleta clara para los muros y plafones, maderas de roble y fresno, latón, granitos y cuarzos monocromáticos.
Por otro lado, previo a la intervención de Estudio Atemporal, la construcción ya se había modificado en dos etapas,
en las cuales se trabajó sobre el segundo y tercer nivel, al usarlos como un departamento y una terraza. Por consiguiente, todo el edificio se separó en tres zonas.
En esta tercera intervención, se integró la vivienda en un sólo elemento con coherencia visual y, al completar el programa arquitectónico, se respondió a las necesidades y deseos de sus habitantes. Para poder alcanzar este último objetivo, las áreas públicas —que se encontraban en el segundo nivel— cambiaron su ubicación a la planta baja, dejando las zonas privadas en el segundo piso. Se comunicaron también los tres niveles a través de una nueva escalera, ubicada en el corazón del hogar, misma que, en palabras de Luciana de la Garza —arquitecta a cargo del proyecto—: “fue diseñada como un elemento monolítico de concreto, definido como una escultura con una plástica propia que da sentido a los espacios que la rodean”. Esta pieza se convirtió en el reto más importante que tuvieron que enfrentar los proyectistas, ya que debieron abrir muros, reestructurar losas y trabes, y solucionar una cimbra compleja para conseguir colar de forma monolítica la escalera y el barandal en los dos niveles.
Para el diseño de interiores se utilizó mobiliario fijo creado por Estudio Atemporal, así como piezas de Charles y Ray Eames, de Vitra, y elementos de West Elm, entre otras firmas.
Las luminarias fueron hechas también por Estudio Atemporal, y algunas provienen de casas de antigüedades.
Finalmente, para los autores de esta obra, la mayor satisfacción al realizar este trabajo se divide en tres aspectos: el primero, la integración de todas las zonas de una manera armónica y fluída; el segundo, componer la brutalidad de la escalera con los materiales y la iluminación; y el tercero, lograr devolverle a esta casa un jardín habitable en el patio trasero, para crear un ambiente sereno en medio de la ciudad.