En Janeiro, la vida se mueve al ritmo cadencioso de las playas de Río.
El hotel Janeiro goza de vistas hacia el Atlántico con las islas Cagarras dispersas en el horizonte azul, por un lado, y por el otro, hacia montañas exuberantes. El diseño interior que estuvo a cargo de Oskar Metsavaht, fundador y director creativo de Osklen, una de las firmas de moda más icónicas de Brasil, destaca por el equilibrio entre lo urbano y lo natural. Desde el inicio del proyecto, Oskar buscó llevar la playa al hotel. Para lograrlo, siguió una línea simple y acogedora con un guiño de modernismo.
Los principales materiales que componen el edificio son el mármol travertino —con su textura arenosa y tonos suaves— y la madera freijó, sostenible y certificada, que aporta calidez a la atmósfera. Éstos se usaron para potenciar el interior y para reforzar los planos horizontales y verticales del hotel.
En cada una de las 35 habitaciones —todas con hermosas vistas al océano— se pueden admirar obras de una de las figuras más famosas del mundo del arte de mediados de siglo en Brasil, Hélio Oiticica.
El hotel nació de la reforma de un inmueble de 1975, y una de sus características más importantes es su cualidad eco-friendly, un concepto que no se toman a la ligera, ya que buscaron maximizar la sostenibilidad bajo el concepto “ASAP”, que quiere decir “as sustainable as possible | as soon as possible”. En el hotel, esto se traduce en acciones como el uso de productos biodegradables, luces LED, productos de agricultores locales, un programa de donación para la protección de las dunas de Ipanema y Leblon, entre otras medidas.
En el hotel Janeiro, el dorado de la arena se extiende hasta formar el edificio e impregnarlo de lujo descalzo. Ahí, la vida se mueve al ritmo suave de Río.