AD Latinoamerica

CALOR CARIBEÑO

El nuevo it place gastronómi­co de Cartagena plasma la esencia del buen vivir latino.

- PALABRAS LOREDANA MATUTE FOTOGRAFÍA MATEO SOTO

El interioris­mo de Buena Vida se puede resumir en sofisticac­ión caribeña MATHIEU VIAISSIÉ.

Cartagena de Indias, un sitio indiferent­e al paso del tiempo —que mantiene el esplendor de su arquitectu­ra colonial y, sobre todo, la calidez que siempre la ha distinguid­o—, es uno de los destinos que encabeza las bucket lists de los viajeros. A un costado del mar y dentro de la ciudad amurallada se experiment­a un ambiente colmado de terrazas, bares y restaurant­es que manifiesta­n el savoir-vivre latino: relajado y siempre celebrando la alegría de estar vivo.

Buena Vida es el nuevo hotspot de la ciudad que, como su nombre lo indica, se suma a esta vibrante rumba cartagener­a. Ubicado en una esquina del barrio San Diego, en una antigua casona de color turquesa, los diseñadore­s de Vaissié Studio buscaron exaltar las cualidades del Caribe en cada detalle. Inspirados en la propuesta gastronómi­ca, desarrolla­ron la arquitectu­ra y el diseño interior del lugar.

El restaurant­e-bar se divide en tres plantas, la primera y segunda están dedicadas al restaurant­e, y la tercera es un pequeño rooftop que funciona como bar.

Al entrar, se puede observar en la pared de doble altura el gran mural concebido por artistas locales, que abarca los primeros dos niveles: la planta baja y el mezzanine. Textiles estampados, baldosas de colores, letreros en neón y mobiliario de fibras naturales logran una atmósfera cálida.

Con el fin de resaltar la doble altura, se diseñaron lámparas colgantes en forma de concha, inspiradas en el mobiliario artesanal típico de la costa de Colombia. “Nuestro mayor reto fue combinar de manera balanceada los colores vivos, evocadores del entorno caribeño, con motivos tropicales y geométrico­s marcados, sin saturar el ambiente”, expusieron los diseñadore­s.

En el último piso, se adaptó el techo del edificio para hacer una terraza que funciona como bar al finalizar la tarde. Para este espacio la inspiració­n fueron las tonalidade­s del atardecer.

Con la espectacul­ar arquitectu­ra colonial como tela de fondo y los detalles alegres de Buena Vida, no se puede imaginar un mejor escenario para disfrutar del buen vivir que los latinos sabemos disfrutar.

Sebastián Errázuriz no está encasillad­o en alguna categoría, mejor dicho, sobresale en muchas. Nació en Santiago de Chile en 1977, fue criado en Londres y estudió en Chile y Estados Unidos donde hoy vive y trabaja. Errázuriz es artista, diseñador, emprendedo­r y activista. En su estudio de Brooklyn, Sebastián sigue su intuición para crear piezas audaces y altamente provocador­as, sello que le valió su fama a lo largo de su trayectori­a profesiona­l. Una etapa clave en su vida fue cuando a sus 28 años de edad, Sebastián se volvió el segundo artista vivo de Sudamérica (después de los hermanos Campana) que subastó una obra en Sotheby’s, entre los diseños más importante­s del siglo XX. Desde entonces, varios museos incluyeron piezas en sus coleccione­s y organizaro­n exposicion­es sobre su trabajo como el Cooper-hewitt en Nueva York, Vitra Museum en Alemania, Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago y Museo Amparo en Puebla, entre otros.

La creativida­d de Errázuriz no tiene límites, tanto en ideas y disciplina­s, como en escala. Ejemplo de ello son sus muebles

The Grand Complicati­on, Magistral Chest y The Wave Cabinet, con formas atrevidas; o la instalació­n monumental LED blu Marble en Nueva York —que reúne tecnología y arte público—, en la que Sebastián quiso ofrecer una nueva perspectiv­a sobre la existencia de la humanidad. Asimismo, el chileno colabora con marcas como Melissa, para la cual creó una colección de zapatos o el lounge de Audemars Piguet en Art Basel 2018.

Borrando los límites entre arte, tecnología, diseño y artesanía, Errázuriz busca vincularse con la gente a través de su trabajo caracteriz­ado por la osadía y el sentido del humor.

En 2017 fundó su segundo estudio, Cross Lab, en el Bronx, desde el cual explora ideas alternativ­as y radicales, y soluciones innovadora­s para problemas contemporáneos. Como si no fuera suficiente, Sebastián lanzó recienteme­nte —junto con el diseñador y emprendedo­r Zander Eckblad— la plataforma de realidad aumentada Allworld para que artistas independie­ntes puedan presentar y vender sus obras con el uso de herramient­as digitales (una idea que nació como resultado del COVID-19 que orilló a cerrar muchas galerías).

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 ??  ?? El mobiliario, hecho a la medida, fue creado con materiales y fibras naturales como mimbre, ratán, mármol y madera exótica para crear una atmósfera totalmente tropical.
El mobiliario, hecho a la medida, fue creado con materiales y fibras naturales como mimbre, ratán, mármol y madera exótica para crear una atmósfera totalmente tropical.
 ??  ?? Sebastián Errázuriz vive y trabaja en Estados Unidos, donde estableció dos despachos: uno en Brooklyn y, el otro (Cross Lab), en el Bronx. A través de sus obras, mezcla innovación y tecnología con arte y diseño.
Sebastián Errázuriz vive y trabaja en Estados Unidos, donde estableció dos despachos: uno en Brooklyn y, el otro (Cross Lab), en el Bronx. A través de sus obras, mezcla innovación y tecnología con arte y diseño.
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El taller de Brooklyn es un verdadero laboratori­o creativo donde las ideas de Sebastián Errázuriz nacen y toman vida.

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