Industriales y productores, en la fila por cambios
En la Rural de Palermo, la mesa agropecuaria apuntó al próximo gobierno con una agenda “para el desarrollo social, productivo y federal”.
En lugar de palmadas en la espalda, la gestión económica del Gobierno nacional recibe cada vez más críticas, señales de alerta y reclamo de cambios por parte de industriales y productores agropecuarios.
Es lo que ocurrió esta semana desde el Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba y desde la Exposición Rural de Palermo. Esta tribuna tendrá mañana su acto oficial, con una mesa agropecuaria de tres patas, que ya dio un anticipo hacia dónde dirigirá sus planteos.
En la cuenta regresiva hacia octubre, el empresariado tiene claro que llevará tiempo reacomodar las variables y, por eso, apunta hacia el futuro sucesor de Cristina Fernández en la Casa Rosada, más allá de que en la coyuntura también se reclaman medidas impostergables. El motor exportador, dentro del cual el agro es su principal impulsor, está sometido a presión por el contexto internacional y las restricciones internas.
Cuando en diciembre asume el nuevo gobierno, buena parte de la campaña agrícol a 2015/2016 estará jugada. “Los productores no queremos subsidios ni que nos quiten ingresos con la excusa de una devolución posterior que nunca llega”, insistieron esta semana las tres centrales que aún sostienen a la Mesa de Enlace (CRA, la Sociedad Rural Argentina y Coninagro), como anticipo de lo que será el discurso de Luis Miguel Etchevehere, mañana, en el acto oficial de la Rural.
En el escenario de Palermo, las tres entidades ( ya que la Federación Agraria sigue adelante una estrategia por separado) anunciaron un impasse hasta las elecciones primarias del 9 de agosto. En suspenso quedó la concreción de un paro comercial, promovido por productores que demandan medidas de auxilio ahora y no para cuando llegue el nuevo gobierno.
En su declaración de esta semana, la mesa agropecuaria dio a conocer una agenda “para el desarrollo social, productivo y federal”, en la que se plantea un cambio de política oficial. Por sus alcances, mira más allá de la actual coyuntura, aunque no se la ignora: se advierte que hay miles de trabajadores que tienen en riesgo sus puestos de trabajo, producto de las malas políticas económicas y agropecuarias.
Esa agenda tiene como destinatarios a quienes llegarán al gobierno en el próximo turno y se insiste en lo que el agro, cuando es rentable, es capaz de aportar en inversión, producción y generación de empleo, servicios y modernización.
Sus 15 enunciados van desde la estabilidad macroeconómica, competitividad e inserción en los mercados, reforma tributaria integral, promoción del financiamiento e incentivos fiscales, hasta las políticas para garantizar una justicia independiente y recuperar la institucionalidad.
En el arco rural, el diagnóstico de la coyuntura es terminante: falta de incentivos y de mercados y una presión fiscal récord, con graves riesgos de no poder seguir produciendo.
El motor exportador, con el agro como principal impulsor, está sometido a presión por el contexto internacional y por las restricciones internas.