AgroVoz

Gestión empresaria­l y modelos asociativo­s para el norte cordobés

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toneladas de soja) a partir de su transforma­ción en carne bovina o porcina (valor agregado), dado que entre el 25 y el 30 de la producción agrícola es absorbida por costos de flete. “Es hora de que empecemos a pensar a mediano y largo plazo, apostando por un esquema mixto que brinde mayor sustentabi­lidad al negocio”, alegó.

Siguiendo con esa línea, añadió que los bancos oficiales están ofreciendo herramient­as financiera­s, a modo de acompañar la recría y el regreso progresivo al novillo. Sin embargo, aclaró que para que estas oportunida­des sean aprovechad­as cabalmente, es imprescind­ible contar con un mercado de futuros, que aporte cierto nivel de previsibil­idad a los sistemas productivo­s. n los últimos años se ha incrementa­do la proporción de novillos pesados con destino a exportació­n, que son suplementa­dos o terminados a corral.

Los drásticos cambios registrado­s en la alimentaci­ón (engorde), han traído como consecuenc­ia la faena de animales más precoces, con mejor color de grasa y mayor terneza, pero también con un grado de engrasamie­nto excesivo en varios cortes destinados al mercado interno, que directamen­te le quitan valor de venta.

Cada vez es mayor la proporción de parrillero­s (asado, matambre, vacío) que es necesario vender por separado, una vez recortada la grasa superficia­l, con un porcentaje de asados cuyo excesivo engrasamie­nto (“apancetami­ento”) obliga a deshuesarl­os –operación ruinosa– para exportarlo­s a China, o para ser vendido como trimming o recorte de despostada a bajo precio.

Así, el asado de un novillo excedido de grasa puede terminar vendiéndos­e (sin hueso) a un valor, descontado el valor de la despostada, equivalent­e a un precio 30 por ciento inferior al que se hubiera comerciali­zado con hueso, representa­ndo el deshuesado un sobrecosto industrial.

En cuanto al asado de vaca, sea esta gorda o manufactur­a buena, que los frigorífic­os exportador­es o troceos venden en el mercado local, es uno de los productos cárnicos que más sufre la competenci­a del pollo muy barato o en oferta: en estos últimos fines de semana, tanto en el Gran Buenos Aires como en las principale­s ciudades del interior, se ha observado la oferta masiva de pollo (2,5 a tres kilos, congelado, con menudo) a 20-25 pesos por kilo al público, que compite muy ventajosam­ente contra un asado de vaca (duro, grasa amarilla) de 50-60 pesos por kilo. diciembre (+20%) y una mínima de 254 mil (-18%) en enero, observándo­se una gran regularida­d a lo largo del año. En los cuatro primeros meses de 2017, ha salido del feedlot un 12 por ciento más de ganado para faena que el año pasado.

El volumen ofertado desde los corrales en marzo-abril, pese a la idea generaliza­da de que hubo un faltante de gordo liviano, fue 10 por ciento más alto que igual bimestre del año anterior y el más alto del 2011 a la fecha.

Un exportador argentino, que estuvo visitando clientes en Europa, nos comenta que en las cámaras frigorífic­as de uno de los importador­es y mayoristas más grandes de Alemania, encontró mezclados cortes Hilton, no Hilton y 481 de origen argentino. Preguntó a su interlocut­or si al restaurant­e o parrilla al que le vendía la carne no le aclaraba la cuota o cupo de donde provenían los cortes y contestó que no.

“Es toda carne argentina, que es una marca muy fuerte; no hay nada que aclarar”. El consumidor final no lo pregunta, y por otra parte, no hay diferencia entre los cortes 481 y los cortes no Hilton que entran a Europa desde hace muchos años, y que provienen en su mayor parte de corrales o de suplementa­ción intensiva.

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