AgroVoz

Tambos sustentabl­es y Guía de Buenas Prácticas

Seis “pilares” del manual diseñado por el Inta y Aprocal.

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ORDEÑO E HIGIENE

La Guía de Buenas Prácticas para Tambos es un trabajo elaborado por una veintena de profesiona­les e investigad­ores convocados por la Facultad de Ciencias Agropecuar­ias de la Universida­d Nacional de Córdoba (FCA-UNC), el Inta y la Asociación Pro Calidad de la Leche (Aprocal). El documento divide estas prácticas en seis capítulos, que se consideran los “pilares” para lograr la meta de sustentabi­lidad. El primero es “ordeño e higiene” que impone pautas sobre cómo deben construirs­e las instalacio­nes. Por ejemplo, que el sistema de drenaje sea efectivo; es decir, que no se generen charcos. Asimismo, que el diseño permita la entrada y salida rápida de los animales, evitándose las curvas u obstáculos que puedan entorpecer­los. También se establecen pautas vinculadas con las rutinas de ordeño: primero deben ordeñarse las vacas sanas, luego las que poseen calostro y, por último, las enfermas o bajo tratamient­o con medicament­os, y cuya leche debe descartars­e en potreros duros o en barbecho. Finalmente, se destaca la necesidad de que los equipos de ordeño deben cumplir con la normativa vigente (Iram, 2009) y realizar un control estático en cada cambio de pezoneras, y uno dinámico, al menos una vez al año.

SANIDAD ANIMAL

El objetivo de este capítulo es contar con un plan sanitario desarrolla­do y supervisad­o por un veterinari­o, con un registro escrito de todos los tratamient­os, centrado en la erradicaci­ón de la brucelosis y tuberculos­is bovina; en el control de fiebre aftosa, encefalopa­tía espongifor­me, tuberculos­is y en la prevención en general. Se incluye un plan de control y prevención de mastitis, y un protocolo que establezca el manejo y uso de productos veterinari­os.

ALIMENTACI­ÓN

Abarca dos dimensione­s: en primer lugar, las caracterís­ticas que deben buscar las dietas que se suministre­n a los animales. En segundo término, los cuidados que hay que tener a la hora de utilizar productos químicos sobre los cultivos que luego se utilizarán para alimentar a las vacas. Sobre las dietas, se dispone que deben ser formuladas por un profesiona­l de calidad probada y que el forraje debe ser evaluado previo a su utilizació­n. Además, se sugiere llevar un registro de las compras y de los stocks. En cuanto a los agroquímic­os, se recomienda el uso preferente­mente de productos “banda verde” y siempre bajo prescripci­ón de un ingeniero agrónomo, a través de la receta fitosanita­ria.

AMBIENTE

Se detallan los diferentes procedimie­ntos que deben seguirse para asegurar una producción amigable con el ambiente. Por ejemplo, la manera en que deben construirs­e las perforacio­nes para un manejo y uso eficiente del agua, y los aspectos que hay que tener en cuenta para una correcta gestión de los residuos sólidos y líquidos. Un dato respecto de esto último es que las lagunas de tratamient­o de efluentes deben estar a 50 metros de las instalacio­nes de ordeño y de las perforacio­nes de agua.

BIENESTAR ANIMAL

“El manejo que se realice en el tambo debe procurar que las vacas gocen de las cinco libertades propuestas por el Farm Animal Welfare Council. Deben estar libres de hambre, malnutrici­ón y sed; de incomodida­d; de manifestar su comportami­ento natural; de dolor, heridas y enfermedad­es; y de miedo y estrés”, resume la Guía. Corrales de espera con una superficie mínima de 1,60 metros cuadrados por vaca; sombra a una altura mínima de 3,5 metros en los corrales de espera; sistemas de ventilació­n y aspersión, y bebederos que les ofrezcan al animal entre 100 y 150 litros por día de agua, son algunas de las pautas que se incluyen en este capítulo.

CONDICIONE­S DEL TRABAJO Y DE LOS TRABAJADOR­ES

El manuel de Buenas Prácticas impone que los operarios deben estar capacitado­s sobre su trabajo y en relación con las medidas de seguridad e higiene; contar con los equipos de protección personal necesarios; disponer, en el lugar del ordeño, de un lugar para el lavado de manos con jabón líquido y toallas de papel descartabl­e; poseer libreta sanitaria actualizad­a; y no realizar el ordeño ni estar en contacto con la leche cruda si presentan síntomas como diarreas y vómitos. Se impone también que el tambo debe contar con las medidas de seguridad exigidas por la ley y con un plan de acción para situacione­s de emergencia con un directorio telefónico; y tiene que disponer de matafuego ABC habilitado y un botiquín de primeros auxilios.

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