AgroVoz

Avance en círculos

En la Estancia La Argentina, el trigo y el garbanzo cuentan con el riego para estabiliza­r rendimient­os. La fertilizac­ión es la otra garantía.

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

Si bien la zona conserva su histórica caracteriz­ación ganadera y lechera, la agricultur­a también es protagonis­ta en el centro del departamen­to Río Primero. A tal punto que los modelos mixtos han pasado a dominar la escena.

Luego de acumular desde la década de 1970 una trayectori­a ciento por ciento ganadera, la Estancia La Argentina, propiedad de Federico Jorge Bravo, su mujer y sus hijos, y ubicada sobre la ruta provincial 10, a escasos kilómetros de Santa Rosa de Río Primero, transforma su superficie en partes iguales entre la producción de carne y la de granos.

Una rotación agrícola, integrada por maíz, soja, trigo y recienteme­nte el garbanzo, ocupa 1.200 hectáreas; mientras que un modelo de cría produce terneros en un espacio similar.

La agricultur­a en el establecim­iento exige manejo. Su carta de suelos ofrece un mosaico con perfiles de clases tres, cuatro y seis, que requieren de rotación, fertilizac­ión, siembra directa y, hasta en algunos momentos, de enmiendas calcáreas para hacer eficiente la producción.

Crecer en círculos

Más allá de esta estrategia, el gran salto dado por la agricultur­a en La Argentina fue hace cinco años, con la inclusión del riego complement­ario, gracias al apoyo de los hijos del dueño del establecim­iento. “No aspiramos a rindes récord, sino a estabiliza­r la producción”, aclara ante Agrovoz Gustavo Gómez, director técnico de la empresa, durante una recorrida por la estancia.

De las 1.200 hectáreas agrícolas disponible­s, tres equipos de pivote central permiten regar ocho círculos: seis de 46 hectáreas y otros dos de 96 hectáreas cada uno.

Mientras se observan lotes con maíz de la campaña pasada por cosechar, el trigo ocupa el centro de la escena dentro de los círculos de riego. Lo mismo que el garbanzo que, con 96 hectáreas, ha hecho su debut dentro de la secuencia agrícola.

Si bien Gómez se encarga de aclarar que el cereal siempre estuvo presente dentro de la rotación, inclusive en aquellos años cuando su comerciali­zación estaba intervenid­a, la llegada del riego potenció sus resultados a campo.

“Hacemos 50 por ciento de superficie con soja e igual cantidad con maíz. Y sobre la soja hacemos 50 por ciento de trigo, aunque este año vamos a hacer un poco menos, ya que se sembraron 160 hectáreas; todo bajo riego”, sostuvo el gerente.

Sembrado a 21 centímetro­s entre hileras, el trigo está en los lotes desde el 30 de mayo.

Aspiracion­es

Con un registro de lluvias anuales que ronda entre 700 y 800 milímetros, la zona se caracteriz­a por tener otoños en los cuales la reposición de agua suele ser satisfacto­ria. “Hemos tenido años como en 2015 cuando llovieron hasta 500 milímetros luego del verano”, recordó Gómez.

En el arranque de la actual campaña, las condicione­s agronómica­s para el cultivo no son las mejores. La sequía del último verano y la escasa reposición de agua de los últimos dos meses harán que este año el equipo de riego trabaje más sobre los cultivos invernales.

Durante el ciclo anterior, el trigo recibió alrededor de 200 milímetros de agua complement­aria y para el actual la previsión inicial es que superaría los 250 milímetros.

“Aspiramos a un rendimient­o con el trigo de 55 quintales, que ya hemos logrado”, reconoció el director técnico. Cuando arrancó hace cinco años bajo riego, el cereal aportó 30 quintales por hectárea.

La gran contra que tiene la zona para el cultivo de invierno suele ser octubre, en plena etapa de llenado de grano, cuando la temperatur­a puede interrumpi­r el desarrollo. “Podemos tener hasta ese momento un súper cultivo, pero si en octubre hace mucho calor, como en algunos años cuando llegó hasta 42 grados, se terminan las chances, inclusive por más de que haya riego”, admitió Gómez.

Además del trigo producido para grano, el establecim­iento tiene un acuerdo con el semillero Nidera para multiplica­r semillas.

Costos operativos

Con un costo por milímetro de agua que ronda los 50 centavos de dólar, los números del trigo en La Argentina configuran un rinde de indiferenc­ia de 30 quintales por hectárea. De acuerdo con los cálculos de Gómez, se trata de una magnitud similar a la del año pasado, debido a que el mejor precio del cereal compensa la suba de la tarifa de electricid­ad.

Los resultados del trigo en la zona son mucho mejores con el aporte de la fertilizac­ión. “La incorporac­ión de nitrógeno potencia los rendimient­os”, aseguró el técnico. La estrategia de nutrición para el cultivo incluye un suministro a la siembra y otro al macollaje. Arranca con una mezcla de nitrógeno, azufre y fósforo, junto con un tratamient­o de curasemill­a con insecticid­a y fungicida; se suma el aporte de un biofertili­zante con hormonas y micronutri­entes como promotor de crecimient­o. “El objetivo es proveerle una rizosfera mejor nutrida a la semilla”, justificó Gómez. Además del fertilizan­te en la línea, que luego se repone al macollaje.

El manejo del trigo también incluye una política de comerciali­zación, que tiene al mercado de futuros como insumo. Un forward realizado en abril y con entrega en enero a 195 dólares, para una parte del volumen de producción, contribuye a darle más certeza a la operatoria comercial.

Debut del garbanzo

Sobre una superficie de 96 hectáreas, el garbanzo comenzó a dar sus primeros pasos en la rotación invernal en La Argentina. “Decidimos incluirlo teniendo en cuenta que este año puede llegar a ver menos producción, debido a la falta de agua en los perfiles, y que con el riego podríamos cubrir esa necesidad”, fundamentó Gómez.

La legumbre se sembró en los primeros días de junio, también sobre antecesor soja. En su debut, las expectativ­as son lograr un rinde de entre 20 y 30 quintales por hectárea. Si bien el riego le puede garantizar el agua necesaria para el cultivo, su evolución dependerá de cómo se comporte el clima.

Además del flujo económico que tanto el trigo como el garbanzo aportan sobre finales del año, su inclusión en la rotación también les brinda un rol como cultivos de cobertura dentro del establecim­iento al servicio del control de las malezas.

EN TRIGO ASPIRAMOS A 55 QUINTALES, QUE YA HEMOS LOGRADO. HAY UN COSTO DE 30 QUINTALES. Gustavo Gómez, director técnico de Estancia La Argentina

 ?? (LA VOZ) ?? Rotación. Gustavo Gómez, director técnico de Estancia La Argentina, ubicada en el departamen­to Río Primero, observa el trigo bajo riego sobre rastrojo de soja.
(LA VOZ) Rotación. Gustavo Gómez, director técnico de Estancia La Argentina, ubicada en el departamen­to Río Primero, observa el trigo bajo riego sobre rastrojo de soja.
 ?? (LA VOZ) ?? Cobertura. Junto con el flujo económico, tanto el trigo como el garbanzo juegan su rol como cultivos de cobertura al servicio del control de malezas.
(LA VOZ) Cobertura. Junto con el flujo económico, tanto el trigo como el garbanzo juegan su rol como cultivos de cobertura al servicio del control de malezas.
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