Avance en círculos
En la Estancia La Argentina, el trigo y el garbanzo cuentan con el riego para estabilizar rendimientos. La fertilización es la otra garantía.
Si bien la zona conserva su histórica caracterización ganadera y lechera, la agricultura también es protagonista en el centro del departamento Río Primero. A tal punto que los modelos mixtos han pasado a dominar la escena.
Luego de acumular desde la década de 1970 una trayectoria ciento por ciento ganadera, la Estancia La Argentina, propiedad de Federico Jorge Bravo, su mujer y sus hijos, y ubicada sobre la ruta provincial 10, a escasos kilómetros de Santa Rosa de Río Primero, transforma su superficie en partes iguales entre la producción de carne y la de granos.
Una rotación agrícola, integrada por maíz, soja, trigo y recientemente el garbanzo, ocupa 1.200 hectáreas; mientras que un modelo de cría produce terneros en un espacio similar.
La agricultura en el establecimiento exige manejo. Su carta de suelos ofrece un mosaico con perfiles de clases tres, cuatro y seis, que requieren de rotación, fertilización, siembra directa y, hasta en algunos momentos, de enmiendas calcáreas para hacer eficiente la producción.
Crecer en círculos
Más allá de esta estrategia, el gran salto dado por la agricultura en La Argentina fue hace cinco años, con la inclusión del riego complementario, gracias al apoyo de los hijos del dueño del establecimiento. “No aspiramos a rindes récord, sino a estabilizar la producción”, aclara ante Agrovoz Gustavo Gómez, director técnico de la empresa, durante una recorrida por la estancia.
De las 1.200 hectáreas agrícolas disponibles, tres equipos de pivote central permiten regar ocho círculos: seis de 46 hectáreas y otros dos de 96 hectáreas cada uno.
Mientras se observan lotes con maíz de la campaña pasada por cosechar, el trigo ocupa el centro de la escena dentro de los círculos de riego. Lo mismo que el garbanzo que, con 96 hectáreas, ha hecho su debut dentro de la secuencia agrícola.
Si bien Gómez se encarga de aclarar que el cereal siempre estuvo presente dentro de la rotación, inclusive en aquellos años cuando su comercialización estaba intervenida, la llegada del riego potenció sus resultados a campo.
“Hacemos 50 por ciento de superficie con soja e igual cantidad con maíz. Y sobre la soja hacemos 50 por ciento de trigo, aunque este año vamos a hacer un poco menos, ya que se sembraron 160 hectáreas; todo bajo riego”, sostuvo el gerente.
Sembrado a 21 centímetros entre hileras, el trigo está en los lotes desde el 30 de mayo.
Aspiraciones
Con un registro de lluvias anuales que ronda entre 700 y 800 milímetros, la zona se caracteriza por tener otoños en los cuales la reposición de agua suele ser satisfactoria. “Hemos tenido años como en 2015 cuando llovieron hasta 500 milímetros luego del verano”, recordó Gómez.
En el arranque de la actual campaña, las condiciones agronómicas para el cultivo no son las mejores. La sequía del último verano y la escasa reposición de agua de los últimos dos meses harán que este año el equipo de riego trabaje más sobre los cultivos invernales.
Durante el ciclo anterior, el trigo recibió alrededor de 200 milímetros de agua complementaria y para el actual la previsión inicial es que superaría los 250 milímetros.
“Aspiramos a un rendimiento con el trigo de 55 quintales, que ya hemos logrado”, reconoció el director técnico. Cuando arrancó hace cinco años bajo riego, el cereal aportó 30 quintales por hectárea.
La gran contra que tiene la zona para el cultivo de invierno suele ser octubre, en plena etapa de llenado de grano, cuando la temperatura puede interrumpir el desarrollo. “Podemos tener hasta ese momento un súper cultivo, pero si en octubre hace mucho calor, como en algunos años cuando llegó hasta 42 grados, se terminan las chances, inclusive por más de que haya riego”, admitió Gómez.
Además del trigo producido para grano, el establecimiento tiene un acuerdo con el semillero Nidera para multiplicar semillas.
Costos operativos
Con un costo por milímetro de agua que ronda los 50 centavos de dólar, los números del trigo en La Argentina configuran un rinde de indiferencia de 30 quintales por hectárea. De acuerdo con los cálculos de Gómez, se trata de una magnitud similar a la del año pasado, debido a que el mejor precio del cereal compensa la suba de la tarifa de electricidad.
Los resultados del trigo en la zona son mucho mejores con el aporte de la fertilización. “La incorporación de nitrógeno potencia los rendimientos”, aseguró el técnico. La estrategia de nutrición para el cultivo incluye un suministro a la siembra y otro al macollaje. Arranca con una mezcla de nitrógeno, azufre y fósforo, junto con un tratamiento de curasemilla con insecticida y fungicida; se suma el aporte de un biofertilizante con hormonas y micronutrientes como promotor de crecimiento. “El objetivo es proveerle una rizosfera mejor nutrida a la semilla”, justificó Gómez. Además del fertilizante en la línea, que luego se repone al macollaje.
El manejo del trigo también incluye una política de comercialización, que tiene al mercado de futuros como insumo. Un forward realizado en abril y con entrega en enero a 195 dólares, para una parte del volumen de producción, contribuye a darle más certeza a la operatoria comercial.
Debut del garbanzo
Sobre una superficie de 96 hectáreas, el garbanzo comenzó a dar sus primeros pasos en la rotación invernal en La Argentina. “Decidimos incluirlo teniendo en cuenta que este año puede llegar a ver menos producción, debido a la falta de agua en los perfiles, y que con el riego podríamos cubrir esa necesidad”, fundamentó Gómez.
La legumbre se sembró en los primeros días de junio, también sobre antecesor soja. En su debut, las expectativas son lograr un rinde de entre 20 y 30 quintales por hectárea. Si bien el riego le puede garantizar el agua necesaria para el cultivo, su evolución dependerá de cómo se comporte el clima.
Además del flujo económico que tanto el trigo como el garbanzo aportan sobre finales del año, su inclusión en la rotación también les brinda un rol como cultivos de cobertura dentro del establecimiento al servicio del control de las malezas.
EN TRIGO ASPIRAMOS A 55 QUINTALES, QUE YA HEMOS LOGRADO. HAY UN COSTO DE 30 QUINTALES. Gustavo Gómez, director técnico de Estancia La Argentina