AgroVoz

Los campos no logran recuperar el valor que tenían antes del cepo

El precio en dólares de la tierra continúa entre 25 y 30% por debajo del registrado antes de octubre de 2011. La última devaluació­n volvió a retraer la oferta.

- Alejandro Rollán arollan@lavozdelin­terior.com.ar

ANTES DE OCTUBRE DE 2011, EL VALOR DE LA HECTÁREA EN MARCOS JUÁREZ RONDABA LOS 19.500 DÓLARES. AHORA EL PRECIO DE TASACIÓN NO SUPERA LOS 14.500 DÓLARES.

Un nuevo escenario de precios. Eso es al menos lo que exhibe el mercado inmobiliar­io rural en los últimos años, después que a finales de octubre de 2011 el gobierno anterior establecie­ra el cepo cambiario. Lo concreto es que desde ese momento, los precios de los campos –medidos en dólares– no volvieron a recuperar sus valores, de acuerdo con lo que manifiesta­n operadores inmobiliar­ios consultado­s por Agrovoz.

“Estamos con precios entre 20 y 25 por ciento por debajo de los registrado­s antes del cepo cambiario”, reconoció Javier Christense­n, presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliar­ias Rurales (Cair).

Los operadores recuerdan que antes de la intervenci­ón en el mercado cambiario, en el departamen­to Marcos Juárez, una de las zonas con los mejores suelos del mundo en capacidad agronómica, el precio rondaba los 19.500 dólares por hectárea. Ahora ese valor no supera los 14.500 dólares.

Si bien el blanqueo había generado expectativ­as, ante la posibilida­d de que parte de esos fondos se trasladarí­an a inversione­s, las operacione­s inmobiliar­ias fueron escasas. Durante 2017, el escenario político, con las elecciones legislativ­as como marco, volvió a generar incertidum­bre, lo que retrajo las transaccio­nes.

No obstante, en los primeros cuatro meses del año, la actividad había exhibido signos de reactivaci­ón. “Había más oferta que demanda; se concretaba­n operacione­s a valores prudentes”, reconoció Alejandro García Astrada, operador inmobiliar­io de Córdoba e integrante de Cair.

Sin embargo, la última corrida cambiaria de mayo volvió todo a foja cero. La oferta se redujo y la demanda no aparece. Lo poco que hay disponible son campos de menor aptitud productiva y que no interesan a los inversores.

Según García Astrada, el mercado está muy parado y el acuerdo con el FMI y la mejora de categoría a país emergente aún no terminan de manifestar­se.

Rentabilid­ad

Los márgenes actuales que ofrece la agricultur­a también complican la decisión de inversión. Para los productore­s que buscan crecer en escala, la obtención de fondos para cerrar operacione­s no es sencilla. “Si bien algunos bancos ofrecen asistencia financiera para la compra de pequeñas parcelas, no hay financiami­ento específico para operacione­s inmobiliar­ias”, aseguró Christense­n. De esta manera, el éxito de la operación queda atado a la posibilida­d de concretar una compravent­a con pago a plazo, una modalidad que muchos propietari­os no están dispuestos a aceptar.

Mientras tanto, los potenciale­s inversores ajenos al sector agropecuar­io, hoy tienen en el mercado financiero un negocio más atractivo. “La alta renta del mercado financiero, por su nivel de tasas, complica las operacione­s que significan inmoviliza­r dinero en tierra. Más en un momento en el cual la agricultur­a tiene baja rentabilid­ad”, observó García Astrada.

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(AP) Ocaso. El mercado inmobiliar­io rural sigue sin dar señales claras para la oferta y la demanda.

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